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La pretemporada de los Medias Rojas de Boston avanza con intensidad, y dentro del campamento, todos los ojos están puestos en Brayan Bello. El joven lanzador dominicano, considerado una de las piezas clave en la rotación del equipo, trabaja para recuperarse de una inflamación en el hombro derecho que lo ha limitado en las primeras semanas de entrenamiento. Sin embargo, el viernes dio un paso importante al lanzar su primera sesión de bullpen bajo la atenta mirada de un mentor de lujo: el inmortal del Salón de la Fama, Pedro Martínez.
Martínez, consciente del deseo de Bello por demostrar su talento, le ofreció un consejo fundamental: paciencia. “No quiero ningún contratiempo”, expresó la leyenda dominicana. “Le dije: ‘No puedes permitirte otro contratiempo’. Me aseguré de que no se emocionara demasiado. Se lo expliqué mucho antes”.
El mensaje de Pedro tiene fundamento. A sus 24 años, Bello ha mostrado un gran potencial en las Grandes Ligas, pero la presión y la exigencia pueden jugar en su contra si no maneja con inteligencia su recuperación.
Un regreso medido, pero con ambición
Bello lanzó aproximadamente 30 envíos con una intensidad del 70-75 %, una carga controlada para evitar recaídas. Su objetivo es claro: estar listo para el Día Inaugural, el próximo 27 de marzo, cuando Boston enfrente a los Rangers en Arlington.
“Los entrenadores me dicen que voy por buen camino siempre que siga haciendo el trabajo que vengo haciendo. Simplemente me estoy preparando para eso”, afirmó el joven derecho.
A diferencia de la temporada pasada, cuando fue el abridor del equipo en la jornada inaugural, este año es probable que esa responsabilidad recaiga en Garrett Crochet. Sin embargo, Bello sigue siendo una pieza clave en la rotación de Boston, que ha sumado refuerzos de peso como el veterano Walker Buehler y Lucas Giolito, además del ya mencionado Crochet.
Para Pedro Martínez, estos movimientos benefician a Bello, ya que le permiten reducir la presión y enfocarse en su crecimiento. “Lo más importante es que Giolito, Buehler y Crochet le quitarán presión. Recuerden que el año pasado, él era el abridor del Día Inaugural, y eso es mucha presión para un chico que apenas está entrando en la liga. Eso es muy inusual”, explicó Martínez.
El respaldo de una leyenda
Desde su llegada a los Medias Rojas, Bello ha sido comparado con Pedro Martínez por su talento y ascendencia dominicana. La relación entre ambos se ha fortalecido con el tiempo, y el joven lanzador no oculta su admiración por quien considera un mentor dentro y fuera del campo.
“Es una gran sensación tener a Pedro aquí”, expresó Bello. “He estado hablando con él durante un tiempo, incluso antes de venir aquí a los entrenamientos de primavera, hablando de mecánica. Tener un tipo así es un privilegio. No todo el mundo tiene la oportunidad de aprender de uno de los grandes”.
Pedro, por su parte, recuerda que ni siquiera él estaba en su mejor versión en su tercera temporada completa en las Mayores. “No lo era. Ni siquiera estaba cerca”, confesó con una sonrisa.
El respaldo de Martínez no solo fortalece la confianza de Bello, sino que también le ofrece una perspectiva valiosa sobre cómo manejar los desafíos de una carrera en Grandes Ligas.
Un campamento de leyendas
El ambiente en el complejo de entrenamientos de los Medias Rojas ha sido especial. Además de Pedro Martínez, otras leyendas del equipo han estado presentes, ofreciendo su experiencia a la nueva generación de peloteros. David Ortiz se puso el uniforme por primera vez en la primavera y pasó tiempo con Rafael Devers, mientras que figuras como Dwight Evans y Jim Rice también han compartido con los jugadores.
La presencia de estos nombres ilustres refuerza el sentido de historia y tradición dentro de la organización, algo que Bello y sus compañeros jóvenes pueden aprovechar como una fuente invaluable de aprendizaje.
A medida que avanza la pretemporada, la expectativa por el rendimiento de Brayan Bello sigue creciendo. Si logra mantenerse saludable y seguir los consejos de su mentor, el 2025 podría ser el año en que el dominicano dé el salto definitivo como uno de los brazos más confiables de Boston.