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Había drama, la tensión se desbordaba en el rostro de todos los que estaban allí. Los fieles y los no tan fieles seguidores de los Yankees de Nueva York se resignaban a creer que llegaría otra derrota.

En ese entonces, era la idea que emergía con fuerzas en el ambiente, con más veras luego de que horas antes, el polémico Aaron Boone había desperdiciado una magnífica oportunidad de victoria, tras la esplendida apertura de Domingo Germán contra los Guardianes de Cleveland.

Calhoun, el aparecido

Para el martes en la noche, los Yankees llevaban cuatro derrotas al hilo y a la altura del séptimo episodio con el juego igualado a dos carreras, apareció él, Willie Calhoun, del que nadie se acordaba, al que muchos comenzaban a tildar como el nuevo fiasco en la extensa lista de fiascos que ha conformado Brian Cashman allí en el Bronx.

Pero no, el otrora prospecto de los Vigilantes, se acomodó en el cajón de bateo y logró discriminar de modo preciso una curva de James Karinchak para volarse la barda del jardín derecho del Yankee Stadium y anotarse su primer bambinazo con la franela a rayas de los Bombarderos del Bronx.

Ese fue la conexión que a la postre acabaría marcando la diferencia para los Mulos. Había pasado más de un año de aquel último jonrón de Calhoun en La Mayores y en la mente de la gente se afianzó entonces la perspectiva de que era el momento perfecto para que Calhoun volviera a mostrar sus dotes como slugger.

La mejor versión

La historia no acabaría ahí, pues hace solo unas horas, en otro duelo cerrado allá a orillas del río Hudson, otra vez Calhoun la volvió a sacar del parque, siendo determinante en un nuevo triunfo de los Yankees, en esta ocasión 4-3.

Llegó a finales de año, con un contrato de Ligas Menores y una invitación a los Entrenamientos de Primavera y la mayoría trataba de entender el sentido de aquel movimiento. Había pegado 21 cuadrangulares en 2019, durante su estancia en Arlington, mientras jugaba con Texas, pero aquella promesa de la que tanto se hablaba nunca se concretó y después, con San Francisco, la estela de un marcado fracaso se agudizó.

Sacando la casta a la hora cero

Fue así, sin embargo, ya ven, no están Aaron Judge, ni Giancarlo Stanton, ni Josh Donaldson y cuando el castillo de los Yankees parece derrumbarse, de modo sutil, Willie Calhoun va sacando la casta a la hora cero y en 15 juegos ostenta una línea de 250/288/396, con 2 vuelacercas y seis empujadas.

El béisbol es así de impredecible, como la vida misma, en cuestión de segundos todo puede cambiar para siempre… ¿será el caso de Willie Calhoun?