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La reestructuración del calendario de los Rays refleja una situación aún más grave para la franquicia, que enfrenta desafíos estructurales, logísticos y existenciales. La incertidumbre sobre su futuro deportivo y de infraestructura podría marcar el inicio de un proceso de transformación irreversible.
La Major League Baseball (MLB) enfrenta una nueva crisis relacionada con una de sus franquicias más emblemáticas y al mismo tiempo más problemáticas: los Tampa Bay Rays. La reciente noticia de que el equipo tendrá que ajustar su calendario para 2025, en un intento de evitar el calor y la lluvia del verano en su casa temporal en Florida, ha dejado en evidencia la magnitud de los problemas que enfrenta la franquicia, que ya había sido golpeada anteriormente por el huracán Milton, que causó graves daños al Tropicana Field.
Este ajuste no solo es un reflejo de la inestabilidad estructural que afecta a los Rays, sino también de las incertidumbres sobre su futuro, no solo como equipo competitivo, sino como franquicia que podría estar a punto de cambiar de ubicación. Los últimos informes han dejado claro que 2025 será un año de transición para los Rays, pero no uno sencillo. Con 69 de sus últimos 103 juegos como visitantes, el equipo se enfrentará a un desafío logístico que podría afectar su rendimiento y sus opciones de clasificar a los playoffs.
Una franquicia desbordada por los factores externos
Los Rays, que en los últimos años han sido un contendiente constante en la postemporada, no pueden permitirse una temporada de altibajos. Sin embargo, el cambio de calendario hace más difícil el objetivo de volver a los playoffs en 2025, especialmente tras perder una plaza en la postemporada por primera vez desde 2018. La falta de un estadio propio y la imposibilidad de jugar en su hogar habitual, el Tropicana Field, obligan al equipo a adaptarse a un nuevo hogar: el George M. Steinbrenner Field, un estadio de entrenamiento primaveral que dista mucho de la infraestructura y los estándares de un campo de Grandes Ligas.
No solo la logística de la mudanza de estadio afectará el rendimiento de los jugadores, sino que el hecho de que los Rays jugarán más de la mitad de sus partidos fuera de casa en la segunda mitad de la temporada podría complicar aún más sus aspiraciones de clasificación. Este tipo de situación no es ideal para ningún equipo, pero lo es aún menos para una franquicia como los Rays, que históricamente ha luchado con limitados recursos económicos y una base de fanáticos que se ve cada vez más alejada de su equipo debido a la falta de un hogar fijo.
El clima de incertidumbre sobre el futuro de los Rays
Lo que hace aún más complicado este escenario es la creciente incertidumbre sobre el futuro de la franquicia en Tampa Bay. A pesar de los esfuerzos por construir un nuevo estadio o mejorar la situación en la Costa del Golfo de Florida, los planes han fracasado en los últimos años. La situación de los Rays es cada vez más insostenible, y la MLB parece estar reaccionando con medidas de emergencia ante el posible colapso estructural de la franquicia.
El comisionado de la MLB, Rob Manfred, ha reconocido públicamente la “incertidumbre” que rodea el futuro de los Rays y el lugar donde jugarán en los próximos años. El ajuste de calendario que se ha implementado para evitar que los Rays jueguen en Florida durante los meses más calurosos no es una solución, sino una señal de un problema mucho mayor. No es solo un cambio logístico, sino una reacción ante la falta de alternativas que garanticen la estabilidad de los Rays en su ubicación actual.
Este ajuste pone en evidencia que la MLB está operando bajo la presión de un posible desmantelamiento de la franquicia, o al menos un traslado fuera de Tampa Bay, una situación que ninguno de los involucrados quería, pero que ahora parece cada vez más probable. Las comparaciones con los Oakland Athletics, otro equipo que atraviesa problemas estructurales similares, no son casuales. Los dos equipos están, en muchos aspectos, en una situación de “vagabundeo”, buscando una solución definitiva mientras el tiempo pasa en su contra.
¿La MLB está haciendo lo suficiente por los Rays?
La MLB, con su poder económico y su capacidad de influir en las decisiones estratégicas de las franquicias, parece estar tomando medidas para evitar que los Rays caigan en un pozo del que sea difícil salir. Sin embargo, los cambios de calendario son una solución temporal que no aborda el problema de fondo: la falta de un hogar definitivo para el equipo.
Los Rays se enfrentan no solo a un reto de infraestructura, sino a uno de identidad. A medida que los A’s y los Rays luchan por encontrar estabilidad, es posible que la MLB termine promoviendo una narrativa de “serie vagabunda” en lugar de centrarse en las soluciones de fondo que ambos equipos necesitan desesperadamente.
En este sentido, el ajuste de calendario, aunque pueda parecer una estrategia pensada para maximizar la competitividad y la viabilidad económica, también refleja un fracaso de la liga para resolver un problema mayor que afecta a las franquicias más vulnerables. Si la MLB no actúa con más rapidez y decisión, podría ser demasiado tarde para salvar a los Rays en su actual ubicación, lo que llevaría a un reacomodamiento de la liga que no solo afectaría a la franquicia de Tampa Bay, sino a la estructura misma de la
Los cambios en el calendario de los Tampa Bay Rays son una advertencia clara de que la situación de la franquicia es más grave de lo que muchos pensaban. Con el equipo enfrentando desafíos tanto dentro como fuera del campo, la incertidumbre sobre su futuro en Tampa Bay se intensifica. La MLB necesita actuar de manera más eficaz para resolver la crisis estructural que amenaza a los Rays y garantizar que el equipo pueda competir de manera estable en el futuro. Si no se toman decisiones claras, no solo la franquicia, sino la misma MLB podría enfrentar consecuencias de largo alcance.