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El béisbol dominicano recibió recientemente una noticia que ha generado un fuerte debate entre los fanáticos y expertos de la disciplina: Marcell Ozuna, uno de los toleteros más destacados de la actualidad, anunció su decisión irrevocable de no representar a la República Dominicana en el Clásico Mundial de Béisbol 2026. Su postura, marcada por un profundo sentimiento de orgullo y decepción, ha desatado una ola de reacciones en la comunidad beisbolera.
Ozuna, quien ha sido una de las figuras más productivas en la ofensiva de los Bravos de Atlanta en los últimos años, explicó en una entrevista con el programa venezolano Diamante 23 que su negativa responde a la falta de reconocimiento que sintió en ediciones anteriores del torneo. Según el slugger, cuando tuvo el deseo y los méritos para ser convocado, fue ignorado, lo que lo llevó a tomar la drástica decisión de cerrar la puerta a cualquier futura participación en el evento.
Un “no” categórico: el peso del orgullo y la decepción
El toletero fue enfático en su postura:
“Perdón mi país, que no voy a representar la bandera, pero yo dije que no iba al Clásico y no voy a ir.”
Ozuna dejó claro que, a pesar de su amor por la República Dominicana, su negativa no cambiaría, ni siquiera si leyendas como Juan Marichal o Albert Pujols intentaran convencerlo. Su resentimiento radica en el hecho de que, a pesar de haber trabajado intensamente para ganarse un puesto en el equipo nacional en ediciones pasadas, no fue tomado en cuenta en su momento.
“Cuando yo quería ir, hice todas las gestiones para poder estar y no fui elegido. Tuve una de mis mejores temporadas y aún así no me invitaron. Desde ahí dije: el Clásico no me hace ser mejor de lo que soy.”
El jugador de 34 años, quien viene de dos impresionantes temporadas con 40 y 39 jonrones, ha demostrado que su rendimiento no necesita la validación del Clásico Mundial. Para él, su contribución al béisbol dominicano se da día a día en las Grandes Ligas, con cada cuadrangular y cada carrera impulsada.
¿Un caso aislado o un problema recurrente?
La negativa de Ozuna abre un debate más amplio sobre el proceso de selección en el equipo dominicano. No es la primera vez que un jugador experimentado siente que su talento ha sido subestimado en el Clásico Mundial. En el pasado, otros peloteros han manifestado su descontento con el proceso de convocatoria, aunque pocos han tomado una postura tan tajante como la de Ozuna.
El Clásico Mundial de Béisbol es un torneo que, aunque ha ganado prestigio a lo largo de los años, sigue luchando por captar la plena atención de las estrellas de la MLB. Mientras que algunos jugadores ven el evento como una oportunidad de representar con orgullo a su nación, otros priorizan su carrera en las Grandes Ligas y evitan el riesgo de lesiones o desgaste físico.
¿Cómo afecta esto a la selección dominicana?
El equipo dominicano, que históricamente ha sido una de las potencias del Clásico Mundial, afronta ahora un nuevo desafío: asegurar la participación de sus principales figuras en 2026. Con Albert Pujols asumiendo el rol de mánager y una gerencia repleta de exestrellas, el objetivo es reconstruir la identidad del conjunto quisqueyano y motivar a los jugadores a unirse al equipo.
La ausencia de Ozuna, aunque significativa, no pone en peligro la competitividad del equipo. República Dominicana sigue contando con una cantera de talento impresionante, con nombres como Juan Soto, Julio Rodríguez, Vladimir Guerrero Jr., y otros que seguramente serán protagonistas en el próximo torneo. Sin embargo, su decisión envía un mensaje claro sobre la importancia de reconocer y valorar a los jugadores en el momento adecuado.
Una decisión personal con impacto colectivo
La determinación de Marcell Ozuna de no jugar el Clásico Mundial de Béisbol refleja el delicado equilibrio entre orgullo personal y compromiso nacional. Su caso es un recordatorio de que el reconocimiento oportuno puede ser un factor determinante en la relación entre un atleta y su selección nacional.
El tiempo dirá si esta postura se mantiene o si, eventualmente, Ozuna reconsidera su decisión. Mientras tanto, la República Dominicana sigue preparándose para la edición 2026 del torneo, con la esperanza de recuperar el prestigio perdido en 2023 y de volver a lo más alto del béisbol internacional.