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En medio de la transición hacia una nueva era para las Águilas Cibaeñas —con la reciente presentación de Luis “Pipe” Urueta como nuevo dirigente del equipo para la próxima campaña—, el exjugador y exdirigente Yadier Molina ha aprovechado las redes sociales para dejar en claro una situación que, según él, debería ser motivo de reflexión en el béisbol dominicano. En declaraciones ofrecidas a través de Instagram, el laureado receptor, ganador en dos ocasiones de la Serie Mundial y nueve veces receptor del Guante de Oro, afirmó que nunca recibió un contrato formal con el conjunto cibaeño.
Una trayectoria que trasciende fronteras
Yadier Molina, reconocido por su liderazgo y habilidades detrás del plato, se convirtió en un símbolo del béisbol dominicano al asumir la dirección de las Águilas Cibaeñas en una etapa crucial. Durante la pasada campaña de la Liga Dominicana de Béisbol (LIDOM), Molina tomó las riendas del equipo cuando éste se encontraba en una situación complicada, con un inicio de 2-7. Gracias a su estilo agresivo e inteligente para ejecutar jugadas, logró encauzar al equipo hacia una respectable marca final de 28-22 en la serie regular. Sin embargo, el desempeño se resintió en el round robin semifinal, donde la ofensiva del equipo se desvaneció y el conjunto terminó la fase con un decepcionante récord de 4-11.
La negociación verbal: ¿una práctica arraigada en el béisbol dominicano?
En medio de todo este escenario, Molina aprovechó la ocasión para denunciar lo que él considera una práctica inaceptable en el manejo contractual dentro del béisbol dominicano. “Allá se negocia solo lo verbal. Te voy a dar diez pesos, te voy a dar 15 pesos. Pero no es nada por contrato. No hay nada por escrito, no hay nada formal”, declaró el exreceptor en sus publicaciones en Instagram.
Estas palabras ponen de relieve una realidad que ha sido tema de debate en el circuito invernal: la ausencia de contratos formales en muchas negociaciones entre jugadores y equipos. Según Molina, esta carencia de formalidad no solo afecta la transparencia y la seguridad jurídica de los jugadores, sino que también genera desconfianza y malentendidos en momentos críticos de la carrera deportiva.
La importancia de la formalidad en las negociaciones
El reclamo de Molina resuena en un contexto donde la estabilidad contractual es clave para el desarrollo profesional de los peloteros. Un contrato escrito no solo protege a los jugadores, sino que también garantiza que las condiciones acordadas —ya sean económicas o relacionadas con el rol en el equipo— se cumplan de manera íntegra y verificable. En el caso de Molina, la falta de formalización pudo haber sido uno de los factores decisivos para que no se llegara a un acuerdo definitivo, pese a su exitosa labor al frente del equipo en momentos difíciles.
El exjugador, que ha experimentado tanto el éxito en las Grandes Ligas como los desafíos del béisbol invernal, hace un llamado a que se establezcan estándares más claros y formales en las negociaciones. “A mí no me gusta eso. A mí me gusta que todo esté claro, en cuestión de contrato, y yo pienso que ellos no hacen eso”, enfatizó, refutando además los rumores que circulan en redes sociales sobre la existencia de una oferta formal.
Implicaciones para el futuro del circuito invernal
La denuncia de Yadier Molina abre la puerta a una reflexión más amplia sobre las prácticas contractuales en la LIDOM. Mientras que las Águilas Cibaeñas y otros equipos del circuito han mantenido históricamente métodos de negociación basados en acuerdos verbales, esta situación podría incidir en la imagen del béisbol dominicano y en la forma en que los jugadores perciben su relación con las organizaciones.
Una mayor formalidad no solo aportaría transparencia, sino que también permitiría a los peloteros contar con mayores garantías y un respaldo legal que evite posibles conflictos o malentendidos en el futuro. En un deporte en el que las negociaciones contractuales son esenciales para la planificación de la temporada y el aseguramiento del talento, el reclamo de Molina podría sentar un precedente para replantear estas prácticas.
La declaración de Yadier Molina no es solo un comentario aislado, sino una invitación a revisar y mejorar los mecanismos de contratación en el béisbol dominicano. Con la reciente transición en las Águilas Cibaeñas y la llegada de un nuevo dirigente como Luis “Pipe” Urueta, el momento parece propicio para que se establezcan condiciones más claras y formales que beneficien tanto a jugadores como a equipos.
El legado de Molina, forjado a base de esfuerzo y compromiso, se ve empañado por una realidad contractual que el exreceptor considera inaceptable. Su llamado a la formalidad podría ser el primer paso para un cambio significativo en la LIDOM, que asegure una mayor protección y estabilidad para los peloteros y, en última instancia, contribuya al crecimiento y la profesionalización del béisbol dominicano.