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Ambos no podían estar más contentos. “Este es los míos personal”, dijo José Briceño cuando se le preguntó sobre el recibimiento de Edward Olivares. “Todo cartelúo, cartelúo”, ripostó el catcher venezolano, que desde ayer está en la nómina de los paquidermos. Tal expresión es similar al “vacano” en República Dominicana.
Briceño ya conoce la liga dominicana. El año pasado jugó en la postemporada con los Tigres del Licey. “En esta liga hay que hacer ajustes rápido”, dice.
Olivares y Briceño se han enfrentado en Venezuela y en Grandes Ligas, pero ahora son amigos y juegan en el mismo equipo. “Normal”, dice Olivares. “Escuchamos música del país y comemos comida local”.
Olivares se tuvo que ir, porque tenía que batear. “Estamos aquí hasta el final, hasta el final”, dice Olivares. Es decir, ninguno de los dos tiene limitaciones y se les ve realmente comprometidos con las Estrellas Orientales.
Y es que el compromiso de ambos peloteros es importante. Al ser de esta región y de una liga como la venezolana entienden a perfección que aquí se juega para ganar.
Olivares arribó el viernes al país, viajó a Santiago el sábado y debutó con los verdes el domingo. “De verdad que fue una experiencia muy bonita haber. Es bueno haber debutado con un staff de pitcheo tan bueno como el que tiene esta gente”.
Olivares pudo venir a República Dominicana debido a que todavía su equipo en Venezuela, los Tigres de Aragua, tiene una prohibición que le impide a los grandeligas jugar con ellos. El caso de Briceño es diferente. Hasta la semana pasada era ficha de las Águilas del Zulia, novena sobre la cual no pende sanción alguna.
“No te puedo decir cómo hicieron para darme permiso. Eso fue una negociación entre gerencias”.
Según se ha publicado, Briceño acompañará detrás del plato a Christian Betancourt, quien llega al país en los próximos días. Según Félix Peguero, gerente general de los siderales, con el venezolano y el panameño aspiran estabilizar el cuerpo de pitcheo.
Y es que Venezuela ya no es conocida por ser tierra de campocortos, como en los 60, 70 y 80 del siglo pasado. Ahora los suramericanos también producen receptores.
“No te puedo decir a qué se debe este fenómeno”, nos comenta Briceño, luego de enterarse que este miércoles su colega y compatriota, René Pinto, estará reforzando a los Leones del Escogido. “Nosotros tenemos mucho talento. Somos un buen grupo de catchers que podemos batear, pedir el juego, con buena defensa, buenos brazos, podemos llamar bien el juego.
Para Briceño aquí no hay lanzadores flojitos. “Aquí todos tiran duro desde que están en el bullpen”, afirma riéndose. “Aquí hay que estar tempranito”.
¿Qué es la más difícil de Lidom?, le preguntamos.
“La velocidad es una de esas cosas que hacen difícil el batear”, abunda. “En Venezuela no ves a tanta gente que lance tan duro. Quizá uno o dos que tiran a 98 (millas por hora). Aquí desde que abren ese bullpen eso es fuego que viene”.
Pero hay más elementos, estima Briceño. “Lo complicado de aquí es que no juegas por series sino que ves a un equipo hoy y luego lo vas a ver en una semana después. A uno como bateador ese es muy difícil para ajustarse como bateador”.
La lluvia comenzaba a caer sobre el estadio Quisqueya Juan Marichal, pero en este primer encuentro con los chicos venezolano se pudo comprobar que el arepa power se hará sentir en San Pedro de Macorís.