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En el reciente clásico capitalino disputado el miércoles en el estadio El Campín, que enfrentó a Millonarios e Independiente Santa Fe, un incidente dejó una huella amarga. Durante el encuentro, una fuerte entrada de Harold Santiago Mosquera sobre Stiven Vega provocó la lesión de este último, generando gran preocupación en los hinchas y jugadores de ambos equipos.
La jugada, que rápidamente se convirtió en tema de conversación, resultó en una tarjeta roja para Mosquera, quien fue responsable de una entrada brusca que, aunque no produjo una fractura, dejó a Vega con un esguince grado 3 en el cuello del pie izquierdo. La lesión, por su parte, fue confirmada por Millonarios a través de un comunicado oficial, detallando que la recuperación de Vega dependerá de su evolución, lo que hace incierto su regreso a las canchas en las próximas semanas.
Pese a la intensidad de la jugada, Mosquera, conocido por su temperamento en el campo, expresó su arrepentimiento por lo sucedido, aclarando que no fue su intención causar daño. En declaraciones posteriores al incidente, Mosquera manifestó: “La verdad es que nunca lo vi, nunca fue mi intención, jamás golpearía a un rival, no fue un acto de irresponsabilidad mía o de mala fe, simplemente fue una jugada en la que incluso toco el balón. Era muy difícil para mí sacar la pierna o evitar el impacto. Fue lamentable.”
El jugador también dedicó unas palabras de aliento a su compañero de profesión: “Ojalá pueda recuperarse y pueda estar mejor, es lo más importante, primero la vida humana”.
En cuanto a la sanción, la Dimayor, tras revisar el incidente y considerando el comportamiento de Mosquera, decidió imponerle una fecha de suspensión y una multa económica de $284.700. La sanción se basa en el artículo 63 del Código Disciplinario único de la Federación Colombiana de Fútbol, que tipifica como grave el juego brusco que implique peligro para la integridad física de los jugadores.
A pesar de la sanción, la situación no empañó el triunfo de Millonarios en el clásico, donde lograron una victoria crucial sobre su eterno rival, Independiente Santa Fe. Sin embargo, el incidente dejó en claro la delicada línea entre la competitividad y la responsabilidad dentro del terreno de juego.
Este tipo de situaciones reitera la necesidad de que los futbolistas mantengan una disciplina estricta y eviten acciones que puedan poner en riesgo la integridad de los compañeros, recordando siempre que, al final, el fútbol debe primar como un juego de respeto y competencia sana.
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