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Kempes en el 78, Maradona en el 86 y Messi hoy, 36 años después allá, en el Lusail, en el lejano Qatar alzando la Copa del Mundo, la tercera, la de la reivindicación y también, la de la redención.

El fútbol lo reclamaba, la gente, millones de gentes, unos más, otros menos fanáticos, pero igual lo reclamaban y allí en Buenos Aires, las imágenes son impresionantes, han sido impresionantes desde que la selección argentina disputó aquel primer juego ante Arabia Saudita, fue una locura después frente a México, un manicomio ante Polonia y ya en octavos de final, cuentan, narraron cronistas que hubo hasta quien vendió la casa, el auto, se divorció, olvidó todo con tal de llegar a Qatar.

Otra vez un séptimo juego…

Este domingo, esa gente estuvo allí, en el lugar de los hechos, otros tantos, siguieron en Buenos Aires, en Madrid, en Nueva York, en Londres, en todas partes la acción de este séptimo juego, el último juego.

Y es que un Mundial es todo, se olvidan los miedos, las dudas, la traiciones, el amor que no fue y en 30 días se puede vivir un grado tal de felicidad con el fútbol, que la sensación de tiempo recobrado sienta la idea que valió la pena siquiera llegar allí, hasta poder ver un Mundial, sentir la emoción, derrochar la pasión de ese modo único.

Decía Gardel que veinte años no es nada y no fueron veinte, fueron 36 y en 28 años de estas casi cuatro décadas, los argentinos tuvieron que ver como se escapaban los títulos, los importantes, en Mundiales y en Copa América, siempre viviendo de la ilusión de lo que un día fue.

Y el tiempo pasó

De este modo llegaron derrotas legendarias; frente a Holanda en el 98, luego ante Inglaterra en el 2002, más tarde frente a Alemania en 2006, 2010 y 2014, para cerrar el halo trágico ante Francia en Rusia 2018, ello sin olvidar las ediciones de Copa América en 2015 y 2016.

En este lapso, volver a ganar otro título continental en 2021 fue importante, una especie de consuelo, de sosiego solapado pues el verdadero anhelo, el que todos querían, con el cual se soñaba era este que se hizo realidad hoy, en el Lusail, bajo el cielo de Qatar, cuando Argentina, de la mano de Lionel Messi sumó de una vez y por toda su tercera estrella, luego de una tanda de penales para la posteridad.

El tiempo ha valido la pena y ya muchos hablan de partido del siglo, otros se atreven a catalogar lo ocurrido, hasta de mejor final de la historia, los más terrenales por su parte aluden al hecho que fue simplemente el juego donde los argentinos fueron como aquel día de 1986, las personas más felices del planeta.