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Siempre la idea del viaje marcando la pauta; La odisea, Edipo Rey, La tempestad, El Infierno, Cándido; Homero, Sófocles, Shakespeare, Voltaire; viajes largos, viajes de búsquedas y encuentros, de caídas abismales y renacer constante y en esa idea, quizás sin pensarlo, en unos días, Lionel Scaloni habrá completado el trayecto que tal vez nunca pensó hacer, cuando de niño jugaba en las calles de su natal Pujato, allá en la provincia argentina de Santa Fe.

El próximo domingo 18 de diciembre, a miles y miles de kilómetros de aquel lugar donde un día, hace ya 44 años comenzó todo, el próximo 18 de diciembre Lionel Scaloni, el hijo ilustre de Pujato, estará en el banquillo de la selección argentina en la final de la Copa del Mundo de Qatar.

Del dicho al hecho…

Y sí, nadie ni él hubiera pensado estar allí, hubo dudas como siempre, luego de que en 2018 asumiera como entrenador principal del combinado sudamericano, todavía con los ecos del fracaso de Jorge Sampaoli en el Mundial de Rusia; pocos confiaron, nadie se acordaba de aquel chico de 17 años que había debutado con Newell”s Old Boys, el mismo que triunfaría en Malasia, allá por 1997, cuando aquel histórico título mundial de la escuadra Sub-20, el que se haría de un nombre con el Deportivo de la Coruña a finales de los 90, el que gastaría sus últimos cartuchos en un constante ir y venir, de la S.S Lazio al Mallorca, al Atalanta.

La estela de Scaloni se difuminaba un un rinconcito de las Islas Baleares, donde tocó fondo, llegando incluso al punto de no saber que hacer, pero como sucede tantas veces, como uno de esos arquetipos de héroes silenciosos que entre penumbras acaban emergiendo siempre hasta imponerse, Lionel Scaloni se levantó.

El gran reto

Así llegó al banquillo de la Sub-20 y en ese 2018, el año del que hablábamos, en ese 2018, Scaloni asumió su gran reto y ya un año después en la Copa América lograba un importante tercer lugar, para sentar el precedente de lo que vendría en 2021, cuando en el mismo Maracaná, Argentina   logró un triunfo épico ante Brasil.

Para ese entonces no era el desconocido, aquel advenedizo al que nadie creía, era Scaloni, el hombre que regresaba la ilusión a millones y 36 años después de aquel segundo título, siendo comparado con todos, con Bilardo, con Menotti, con Basile, pero siendo él, Lionel Scaloni, 36 años después está en la final de una Copa del Mundo, mirando en retrospectiva y pensando que el largo viaje valió la pena.