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El 12 de agosto de 2009, México vivió uno de sus momentos más memorables en el Estadio Azteca, derrotando 2-1 a Estados Unidos en un partido clave de las eliminatorias mundialistas. En aquel entonces, bajo la dirección de Javier Aguirre en su segunda etapa al frente de la Selección Mexicana, la presión era enorme tras una derrota previa contra El Salvador. El Estadio Azteca, repleto con alrededor de 100 mil asistentes, fue el escenario donde el Tricolor buscaba redimirse y retomar el camino hacia la clasificación.

El partido que cambió todo

México comenzó el encuentro con una alineación que incluía nombres importantes como Guillermo Ochoa, Cuauhtémoc Blanco, Andrés Guardado y Giovanni Dos Santos. No obstante, fue Estados Unidos quien golpeó primero. Apenas en el minuto 8, Charlie Davies adelantó al equipo visitante, silenció momentáneamente el estadio y puso en alerta al cuadro mexicano. La respuesta del “Vasco” Aguirre fue inmediata, realizando varios cambios que cambiarían el rumbo del partido.

En el minuto 19, Israel Castro sorprendió a todos con un golazo que empató el encuentro. A partir de ahí, México dominó gran parte del encuentro, pero Tim Howard, el arquero estadounidense, frustraba una y otra vez las llegadas mexicanas. No fue hasta el minuto 81 cuando Miguel Sabah, quien había ingresado como suplente, anotó el gol del triunfo. Con este resultado, México recuperó confianza y no volvió a perder en las eliminatorias de la Concacaf rumbo al Mundial de Sudáfrica 2010.

El Estadio Azteca: ¿un bastión que ya no pesa?

A pesar de la histórica victoria de 2009, desde entonces México no ha podido vencer a Estados Unidos en suelo nacional. Los últimos cuatro enfrentamientos en territorio mexicano han terminado sin triunfos para el Tricolor, lo que ha generado dudas sobre si el Estadio Azteca sigue siendo la fortaleza que alguna vez fue.

Hoy, después de 15 años sin victorias contra su eterno rival en casa, México busca revertir esta tendencia. El partido de esta noche, que marcará el regreso de la Selección a Guadalajara después de 14 años, representa una nueva oportunidad para que el Tricolor vuelva a imponer su dominio en suelo nacional frente a su vecino del norte.