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Pudo ser boxeador, lo pensó, debió haber soñado incluso con eso, con hacer una vida encima del ring, quizás como Carlos Monzón o Nicolino Locche y es que hasta cierto punto era una especie de sueño común en los chicos de su edad, hace ya mas de veinte años.
Pensó en el boxeo, lo intentó, pero como sucede muchas veces, terminó decidiéndose por el fútbol y aquellos rasgos que un su día lo inclinaron a ponerse los guantes; el carácter hosco, el tono ríspido al hablar y esa furia con la que despeja los balones todavía, a sus 35 años; estos rasgos que hoy moldean su personalidad son parte de la herencia que le dejó el boxeo a Nicolás Otamendi.
Cuentan que quizás por ello sea algo parco todavía, de esos que prefieren la acción al verbo vacío y sin sentido, fue así desde aquella primera jornada cuando comenzó en sus andanzas con las filiales de Vélez, luego en el Oporto, en el Valencia y en el City se perfeccionó bastante bajo el mando de Pep, tal vez la versión reformada que vemos pudo haber emergido allí, igual seguía siendo un tipo de esos, difíciles…
La venganza
En Qatar, luego de ser protagonista de los más sonados fiascos de la selección argentina, en Qatar ha sido uno de los imprescindibles para Scaloni, desde el primer día, salió a la cancha con deseos de reivindicarse, por lo ocurrido en Sudáfrica, después en la Copa América de 2015, luego en 2016 y para rematar, tras quedar fuera en 2014, volvió en 2018 y una vez más sintió en carne propia el sabor amargo de la bilis por el caos vivido en Rusia con Sampaoli.
Otamendi tenía motivos más que suficientes para buscar su revancha y a horas de la final ante Francia, en los que será su partido número 100 con la selección argentina, a horas del día D, como el último espartano que cayó con Leónidas en las Termópilas, así, como si fuera el último domingo de su vida, saldrá a la cancha, tal como salió desde aquel primer juego a finales de noviembre.
La estadística y algo más
En este punto refieren As y Marca que Otamendi es el zaguero que más duelos ha ganado en la justa, 5,8 específicamente y de igual modo el que ha recuperado más balones 5,3 y el de más despejes con 3,5.
Ha sabido resistir, las inclemencias del tiempo, las derrotas sufridas, ha caído, se ha levantado y otra vez aquella historia de sus comienzos como boxeador regresa al ruedo pues el boxeo en su esencia te enseña a resistir, a saber esquivar los golpes, a aguantar y a ser resiliente, saber adaptarte, un round no es igual a otro, está lo físico pero también lo mental y eso, Nicolás Otamendi, parece haberlo aprendido bien, este 18 de diciembre tendrá su prueba de fuego, pero él se ha preparado para ello.
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