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El pasado 14 de junio comenzó la Eurocopa 2024, y Ucrania se presentó con un gesto que ya es historia del fútbol: sus jugadores saltaron al campo envueltos en la bandera nacional, reivindicando la unidad y la resistencia de su país. Sin embargo, Rumanía se encargó de recordarles que en el fútbol, sobre el césped no hay amigos.

Desde el primer momento, Ucrania tomó el control del juego, dominando el balón y presionando a una Rumanía que no parecía incómoda cediendo terreno. Los de Rebrov enfocaron su ataque por la izquierda, con Zinchenko y Mudryk liderando las incursiones, aunque sin lograr conectar eficazmente con Dovbyk, bien marcado por Dragusin. A pesar del dominio territorial, Ucrania no lograba generar peligro real, lo que permitió a Rumanía salir de su encierro y comenzar a inquietar a su rival.

La primera gran oportunidad de Rumanía llegó a la media hora de juego tras un error garrafal de Lunin, el arquero ucraniano y del Real Madrid. Presionado y con una mala coordinación en la salida de balón, su despeje defectuoso cayó a los pies de Man, quien asistió a Stanciu en la frontal del área. El delantero rumano no dudó y mandó un misil a la escuadra, anotando uno de los mejores goles de la Eurocopa hasta ahora.

Este golpe desestabilizó a Ucrania, que no pudo recuperar su compostura antes del descanso. Man tuvo otra oportunidad clara con un disparo cruzado, y Stanciu casi logra un gol olímpico directo desde un córner, pero el larguero salvó a los ucranianos.

El segundo tiempo inició con Ucrania buscando desesperadamente el empate, pero fue Rumanía quien golpeó de nuevo. En una rápida contra, Razvan Marin lanzó un disparo raso que Lunin no pudo detener correctamente, dejando que el balón se colara bajo su brazo. Este segundo error del arquero fue un duro golpe para los ucranianos.

Con el 2-0, Ucrania se hundió. Rumanía aprovechó su superioridad y marcó el tercero en el minuto 57. Man, completando su excelente partido, realizó un centro-chut que Dragus empujó a la red. Con este gol, el partido quedó prácticamente sentenciado.

Ni los cambios tácticos ni las sustituciones lograron revivir a una Ucrania desmoralizada. El resultado final fue un 3-0 contundente, un duro revés para un equipo que llegó con grandes esperanzas de demostrar su unidad y fuerza en la Eurocopa.

Esta derrota supone un serio golpe para Ucrania, pero también una lección de la dureza y la imprevisibilidad del fútbol. Rumanía, sin piedad, demostró que en el terreno de juego, solo cuenta el desempeño y la precisión.