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Detrás de los icónicos aros entrelazados de los Juegos Olímpicos se esconde una historia profunda y un mensaje de unidad universal.

El origen del símbolo:

En 1912, el Barón Pierre de Coubertin, fundador del Comité Olímpico Internacional (COI), presentó su diseño para la bandera olímpica en el Congreso Olímpico de París. Su idea original era combinar los colores de las naciones del mundo en una sola bandera. Sin embargo, tras considerar la dificultad de incluir todos los colores y banderas, optó por un diseño más simple y universal.

El significado de los aros:

Los cinco aros entrelazados, de color azul, amarillo, negro, verde y rojo, representan los cinco continentes habitados del mundo: África, América, Asia, Europa y Oceanía. Según Coubertin, los aros entrelazados simbolizan la unión de los cinco continentes en un espíritu de paz y deportividad.

Un símbolo que ha trascendido el tiempo:

El diseño de los aros olímpicos ha evolucionado con el tiempo, pero su significado esencial ha permanecido intacto. Se ha convertido en uno de los símbolos más reconocidos del mundo y representa los valores fundamentales del olimpismo: la unidad, la amistad, la excelencia y el respeto.

Más allá de los colores:

Es importante destacar que los aros olímpicos no representan a colores específicos o naciones individuales. Su significado reside en la unión y la inclusión de todos los continentes y culturas del mundo.

Un mensaje de esperanza para el futuro:

En un mundo cada vez más dividido, los aros olímpicos nos recuerdan la importancia de la unidad y la cooperación. Son un símbolo de esperanza para un futuro más pacífico y justo, donde las diferencias se celebran y las personas se unen a través del deporte. Los Juegos Olímpicos son una oportunidad para que el mundo se reúna bajo un mismo símbolo y celebre lo mejor de la humanidad.

Los cinco aros entrelazados son un recordatorio constante de que juntos podemos construir un mundo mejor.