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El miércoles el Licey perdió un juego que había sacado de abajo. Aprovecharon el descontrol de los relevistas estrellistas, aunado al bateo oportuno de Jair Camargo y Dawel Lugo.
Todo parecía muy bueno, los felinos llegaron al último inning con dos carreras de ventaja. José Offerman colocó en la lomita a Jairo Ascencio, su cerrador. El derecho había preservado ya dos juegos ese año en el Tetelo Vargas, incluyendo el juego sin hits que consiguieron este año los felinos.
Sacó al primer bateador del inning, Cristian Santana, con roletazo al campo corto, out 6-3. El siguiente bateador dio rolling por tercera, Lugo tiró mal, error. Erick Mejía alcanzó la inicial.
En teoría, dos batazos, dos outs. El relevista hizo su trabajo. Le da boleto a Júnior Lake y ponen dos en circulación. Seguidamente, Domingo Leyba suelta un rolling bien colocado entre primera y segundo, hit, empuja una.
Hasta ahora a Asencio no le han dado un solo batazo contundente. Y el inning debió estar en dos outs. Le toca batear a Rodolfo Durán, quien la rueda por tercera, Lugo tira al home y hacen out a Lake. Hicieron challenge y fue ratificado el out.
En total van tres roletazos y una base por bolas. Además, ese era, en teoría el tercer out de la entrada. Le toca el turno a José Tena, quien la rueda detrás del pitcher en un machucón. Infield hit. Se empata el juego. Otro rodado.
Asencio no ha sido golpeado con contundencia. Durán se quedó en segunda con la acción. Entonces vino el hit de oro, otro roletazo, pero este se internó en el jardín derecho. Dejados en el terreno.
El pitcheo fue un buen lanzamiento, splitter hacia adentro, en las rodillas, difícil de batear. Núñez sacó la habilidad de chocador y dio el hit. Pero la realidad objetiva es que el inning era para cero y que a Asencio no le aporrearon con fuerza.
De hecho, las tres carreras fueron sucias o inmerecidas. Y, claro, el criollo se apunta la derrota. De hecho, su efectividad de 3.45 no tuvo nada que ver con la actuación del miércoles en San Pedro de Macorís. Y este fue apenas el segundo blown save del año para el veterano lanzador.
Objetivamente, Asencio hizo el trabajo, pero sus compañeros no lo ayudaron. Quizá la faltó el mejor amigo del lanzador en los momentos apremiantes, el ponche, pero decir que Asencio no merece ser el cerrador y las cosas que se han leído en las redes son comentarios meramente de fanáticos.
De hecho, las dos únicas veces en que Asencio ha recibido castigo real en la temporada fueron el 2 de noviembre, cuando le hicieron dos carreras en una noveno, pero el Licey tenía cuatro de ventaja y eso no significó mayor cosa. Y luego el 20 de noviembre en el Quisqueya ante las Águilas.
Ese día también ganó el Licey y las dos carreras recibidas por el relevista significaron poco o nada para el equipo. Por eso es que se inventó la estadística del juego salvado, porque la efectividad de un cerrador puede ser abultada si un uno o dos juegos le hacen dos o tres y la temporada es corta.
Asencio tiene dos blown saves en la temporada, sí, solamente dos. Y ambos hagan sido en San Pedro de Macorís y frente a las Estrella Orientales. ¿Saben cuánto fue el otro intento de salvado que no pudo obtener el criollo? El 26 de octubre, en el Tetelo Vargas. Ese juego lo ganaron en extrainning los juegos de casa.
Quizá Asencio no tenga una recta a 99, pero sí una de 93 y 94. Tal vez a muchos no les guste, tal vez para muchos no sea simpático, pero los números dicen que sí, que hace el trabajo y que es un cerrador efectivo.