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La Temporada 2023 se acabó antes del receso veraniego. Si bien, matemáticamente, hay pilotos que le pueden sacar el título a Max Verstappen, se sabe que el neerlandés enfila derecho hacia su tercer título mundial consecutivo. Las ocho victorias consecutivas (diez en total) que registra en apenas doce carreras son algo difícil de batir dada la diferencia que presenta el RB19 respecto a sus rivales. Pero ¿a qué se debe tamaño dominio?

La Fórmula 1 ha estado luchando con las eras de poder absoluto desde hace mucho, sin éxito. Cada cambio de reglamento se da porque un equipo arrasa con todo. Pasó con Ferrari y los cinco títulos seguidos de Michael Schumacher entre 2000 y 2004 y continuó. Red Bull y Sebastian Vettel dominaron todo entre 2010 y 2013, lo que motivó la actual era híbrida. Allí Mercedes tomó el mando y entre Lewis Hamilton y Nico Rosberg no tuvieron rivales entre 2014 y 2020. Y Red Bull regresó aprovechando el nuevo cambio de reglamentación para frenar a los alemanes.

Pero este dominio del equipo austríaco poco tiene que ver con el de Mercedes y mucho menos con al anterior dominio en la época de Seb. Aquel final dramático en Abu Dhabi 2021 fue apenas el inicio de algo que iba a suceder tarde o temprano. La forma en la que Verstappen ganó su primer título, arrebatándole el récord a Hamilton, solo hizo que el inicio de la era fuera más espectacular. De cualquier manera, la suerte ya estaba echada.

Y para entender el dominio de Red Bull hay que hablar de un solo hombre: Adrian Newey. El ingeniero británico es el nombre clave detrás del éxito de Red Bull. Responsable directo de monoplazas exitosos como los Williams de principios y mediados de los noventa, o los McLaren de fines de dicha década. Captado por Red Bull desde el comienzo de la escudería, fue quien llevó a cabo cada carro ganador del equipo anticipándose a cada cambio de reglamento y entendiendo a donde había que apuntar.

Para 2022 incluyeron pontones en sus RB18. Todos los demás les copiaron posteriormente. Pero ellos lo hicieron de partida y por eso no sufrieron tanto el efecto rebote. Acertaron de salida y luego mostraron una tremenda capacidad de inventiva. Un ejemplo de ello es su DRS, un sistema conocido por todos, pero que el equipo austriaco domina con más eficiencia que el resto. Lo hacen trabajar con la parte de abajo del alerón.

Para graficar la mente de Newey, basta mencionar el reclamo de Mercedes para ajustar la normativa de los carros y así evitar el rebote. La FIA les hizo caso y obligó a todos los monoplazas a respetar una altura mínima, a partir del Gran Premio de Bélgica. El RB18 ya estaba preparado para esa eventualidad, siendo el único monoplaza que no perdió rendimiento al subir la altura del carro. Allí se terminó el campeonato.

Y eso que la temporada pasada hubo más “lucha” que este año. Este 2023 es una absoluta masacre de Verstappen hacia el resto. No importa donde comience, siempre llega primero a la bandera a cuadros. Así, Red Bull se encamina a un hecho histórico que no tiene precedentes en la Fórmula 1: que un mismo equipo gane todas las carreras del año. Es cierto que quedan diez carreras aún, pero si es Spa Max largó sexto y le sacó más de veintes segundos al escolta, no parece haber mucho más que hacer que sólo esperar un fallo mecánico o error del piloto.

La frustración que genera esta dictadura de Red Bull la evidencia Toto Wolff. El jefe de Mercedes lamenta que ahora mismo “esto es como una parrilla de coches de F2 contra un F1”. Y compara lo que pasa ahora en relación a cuando las Flechas de Plata aplastaban a sus contrincantes. “No sé si nuestro dominio fue similar o menor al actual de Red Bull. Creo que tuvimos años en los que lo hicimos de la misma manera, pero al menos teníamos dos coches que peleaban entre sí, y eso servía para darle algo de emoción al asunto. Y ese no es el caso en este momento”.

Porque Checo Pérez, aún con el mismo carro que su compañero, tampoco parece poder pelearle al neerlandés. Es cierto que el mexicano se anotó dos victorias en el actual campeonato, pero desde allí acusó una baja de rendimiento que lo obligaron a conformarse con resultados decepcionantes y mirar como Max pasa de largo cada vez que ambos carros se encuentran en la pista. No hay nada que hacer. Incluso, Helmut Marko, asesor de la escudería, afirmó que “solo veo a Alonso o Hamilton pudiendo pelear con Max en lo que queda, pero por el momento no hay nadie capaz de ganarle”.

Así las cosas, la estrella de Red Bull puede echar la persiana dentro de muy poco. Para empezar, si gana en su carrera local, en Países Bajos, el 27 de agosto, igualará el mayor número de victorias consecutivas (9) del Vettel de 2013. El neerlandés goza, además, de la oportunidad de sellar su tercer título ya en Japón. Y apenas quedan cuatro carreras para ello. Podría proclamarse tricampeón a falta de seis citas para el final. Para ello, el ‘1’ necesita acumular una ventaja de 180 puntos. Atesora 125 de ventaja; con sacarle 55 en esas cuatro pruebas a Checo le valdría para lograrlo. Algo que ha rubricado en los últimas cuatro citas.