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Pudiera empezar así, evocando al célebre Emile Zola con su legendario alegato Yo acuso, pudiera empezar así y lo haré…yo causo; acuso a Cristóbal Marte y a Milagros Cabral y a Marcos Kwiek y a lo necios que quieren tapar el sol con un dedo o se inventan mil artilugios para justificar lo injustificable; los acuso por empañar el legado de un patrimonio nacional dominicano, como son las Reinas del Caribe.
Comienzo así y de seguro sonará fuerte, como un eco perpetuo que se agiganta con el paso de los minutos y las horas y entonces la contradicción emerge, aflora con todas sus fauces, pues para buena parte, Cristóbal Marte sigue siendo el padre, el salvador, el pionero, el santo grial que ha colocado al voleibol femenino en el altar que conocemos hoy, para otros, quizás la minoría…el apóstata.
Las Reinas del Caribe y el dilema que nos muestran los hechos
Los hechos están y si bien estos cuentan que en los últimos diez o quince años, el sexteto femenino de mujeres ha refrendado un dominio hegemónico a nivel continental, ganando Panamericanos, Centroamericanos y todo tipo de torneos organizados por NORCECA; si bien es así, de igual modo, tenemos que el gran salto en Olimpiadas y Campeonatos del Mundo nunca ha llegado, tal como ocurrió en Tokio y durante la pasada justa del orbe efectuada en Polonia y Países Bajos.
Al mismo tiempo, el marcado estancamiento del combinado criollo en eventos recientes también es algo evidente, quedando a deber en la Liga de Naciones y recientemente quedando fuera del podio en la XX Copa Panamericana, a la vez que se agenciaban la plata en el Final Six, perdiendo en la final contra un equipo “B” o “C” de Estados Unidos.
Mañana puede ser tarde para las Reinas del Caribe
Los matices del problema se acentúan con más veras en este instante mientras escribo; es obvio que Marcos Kwiek está obsoleto, que el equipo actual luce desgastado, que no hay recambio ni el relevo se está trabajando de la forma correcta y a solo semanas del preolímpico de China, solo queda aferrarnos al milagro y resignarnos a tratar de dar pelea con lo que se tiene, pues ya no hay margen para ideas innovadoras ni por el estilo…ahora, ¿esto no se podía haber evitado con una simple decisión?, ¿ quién debía tomar esa decisión?, ¿ no es Cristóbal Marte el responsable?
Las interrogantes quedan para ahondar en la incertidumbre que genera el fenómeno, pero de igual modo la fanaticada sigue sin entender los hilos que cuecen la trama.
La cruda realidad de las Reinas del Caribe
El tiempo de Niverka Marte acabó, el de Yonkaira Peña y Bethania de la Cruz; ya no hablamos de lo físico como lastre, hablamos de lo técnico y claramente de lo táctico, de que ha lagunas insondables que solo un giro radical las haría desparecer.
En solo unas horas, las Reinas del Caribe debutan con Cuba en el Campeonato Continental NORCECA de 2023 y los problemas siguen ahí, seguirán en septiembre, cuando en China se vaya a disputar uno de los cupos olímpicos y puede incluso que para la Liga de Naciones de 2024 y usted no se sorprenda si Dominicana se queda sin ir a París y para ese entonces el problema siga estando, como el mismo dinosaurio de Augusto Monterroso.
La verdad incómoda de la que pocos hablan es una; el cambio urge, se impone, como nunca antes; un cambio generacional, de dirección, hasta en la alta cúpula, el voleibol y las Reinas del Caribe lo necesitan… ¿sucederá?
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