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Carlos Alcaraz es un avión en Wimbledon. O le para Novak Djokovic este domingo o no le parará nadie: el número uno del mundo parece decidido a hollar por primera vez la cima del Grand Slam de la hierba. La Pista Central del All England Tennis Club ya no es territorio comanche para él, al igual que le sucede con una superficie en la que se siente como pez en el agua desde el pasado torneo de Queen’s. Daniil Medvedev pudo comprobar en sus propias carnes en la semifinal de este viernes que el español va a por todo en el circuito.
El joven de diecinueve años arrolló al ruso por un triple 6-3 y de esa forma llegó a su primera final en la Catedral del Tenis, en búsqueda de su segundo título de Grand Slam (ganó el US Open el año pasado). Además, defenderá con uñas y dientes el liderato del ranking mundial, que lo vuelve a tener en la cima y que perderá en caso de caer en la final ante el serbio.
La segunda final de un grande para Alcaraz será nada menos que la número 35, récord de todos los tiempos tanto a nivel masculino como femenino, para Djokovic. El serbio, en busca de su octavo entorchado en Londres, hizo gala de idéntica escasez de piedad que Alcaraz. En su caso, el damnificado fue Jannik Sinner, otro que hincó la rodilla en tres parciales (6-3, 6-4, 7-6 [5]).
En otro ejercicio de brillantez tenística a prueba de bombas, Nole rompió una nueva pica en Flandes en su deporte: contemplar desde lo más alto de un listado de récord a otras leyendas como Chris Evert, Serena Williams, Martina Navratilova, Roger Federer y Steffi Graf no es cualquier cosa.
Alcaraz es el último escollo que le queda al de Belgrado para hacer aún más grande su legado londinense y en general. Hace un mes, los malditos calambres cercenaron el espectáculo en Roland Garros. Ahora todos quieren un duelo de poder a poder en busca de la Challenge Cup, posiblemente el trofeo con más solera del tenis. En tiempos electorales como los que se viven ahora en España, Nole vendría a ser el Gobierno y Carlitos, la oposición. Pero aquí serán los raquetazos, y no las urnas, los que dictarán, el 16 de junio, sentencia.
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