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DeMarcus Cousins, conocido por su apodo “Boogie”, fue en su apogeo uno de los jugadores más dominantes de la NBA. Con su combinación de poder físico, habilidades de tiro desde el perímetro, y una capacidad de pase excepcional para su tamaño, redefinió lo que un centro podía hacer en la cancha. Sin embargo, las lesiones y el infortunio lo alejaron de la élite, y ahora, tras varias temporadas jugando en el extranjero, ha decidido dejar de intentar regresar a la NBA. Esta decisión, aunque lamentada por muchos fanáticos, también refleja una realidad sobre el negocio del baloncesto profesional y el trato a los jugadores veteranos.
El legado de Cousins: un centro revolucionario
Durante sus años con los Sacramento Kings, Cousins demostró ser un jugador casi imparable. Con un cuerpo imponente y una agilidad sorprendente, combinó el estilo físico tradicional de un pívot con habilidades más modernas, como el tiro de tres puntos y la capacidad de distribuir el balón. Cousins fue, en muchos aspectos, un precursor de lo que ahora vemos en jugadores como Nikola Jokic y Joel Embiid, quienes encarnan el arquetipo del centro moderno.
Sin embargo, a diferencia de estos jugadores, Cousins nunca tuvo la oportunidad de brillar en un equipo capaz de competir por un título. Los Kings, una de las franquicias más mal gestionadas en ese momento, no lograron rodear a Cousins con el talento necesario para aspirar a los playoffs de manera constante. Esto resultó en años de frustración, tanto para el jugador como para los aficionados.
La falta de éxito colectivo no opacó el brillo individual de Cousins. Durante su tiempo en Sacramento, fue una fuerza imparable en la pintura, promediando más de 20 puntos y 10 rebotes por partido en múltiples temporadas. Sus habilidades lo llevaron a ser seleccionado en varios All-Star Games y a ganarse el respeto de sus compañeros y rivales. Pero su tiempo con los Kings también fue marcado por problemas de carácter y desencuentros con entrenadores y directivos, lo que afectó su reputación y, quizás, su legado en la liga.
El principio del fin: lesiones y cambios de equipo
Todo cambió en la temporada 2017-18 cuando Cousins fue traspasado a los New Orleans Pelicans, donde formó una de las parejas más temibles de la liga junto a Anthony Davis. Sin embargo, justo cuando este dúo comenzaba a florecer, Cousins sufrió una devastadora lesión en el tendón de Aquiles, lo que marcó el principio del fin de su tiempo en la élite de la NBA.
Desde esa lesión, Cousins nunca volvió a ser el mismo. Aunque tuvo breves momentos de resurgimiento en equipos como los Golden State Warriors y Los Angeles Lakers, las lesiones recurrentes y la falta de consistencia en su rendimiento le impidieron recuperar su nivel anterior. Su carrera, que en un momento parecía destinada al Salón de la Fama, se desvió hacia una serie de contratos temporales y pasos breves por diferentes franquicias.
A pesar de sus esfuerzos por regresar a la NBA en su mejor forma, los equipos comenzaron a ver a Cousins como una opción arriesgada debido a su historial de lesiones. Al no poder asegurar un lugar estable en la liga, decidió explorar oportunidades en el extranjero, donde continuó jugando profesionalmente, pero lejos del foco de atención mediática de la NBA.
La difícil realidad de convencer a la NBA
En una reciente entrevista en el podcast “Club 520” de Jeff Teague, Cousins dejó claro su frustración por tener que seguir intentando convencer a los equipos de la NBA sobre su valía. “Ya no voy a tratar de convencer a nadie más”, dijo Cousins. “Saben lo que aporto en la cancha, lo he demostrado. Si realmente quisieran saber quién soy, se tomarían el tiempo de conocerme en lugar de escuchar a otros”. Esta declaración refleja no solo su cansancio con el proceso, sino también la falta de interés de las franquicias en explorar su talento una vez que ha pasado su mejor momento.
El caso de Cousins pone de relieve un tema recurrente en la NBA: la difícil situación de los veteranos que, aunque todavía tienen habilidades y experiencia que ofrecer, no encajan en las necesidades actuales de los equipos o simplemente son considerados “riesgos” por su edad o historial de lesiones. Aunque Cousins aún podría aportar como un jugador de rotación o un mentor para jugadores jóvenes, parece que su tiempo en la NBA ha llegado a su fin.
El impacto de su decisión: ¿Qué pierde la NBA?
Es innegable que Cousins deja un vacío en la liga, no solo por lo que pudo haber sido, sino por lo que aún podría haber sido si las circunstancias hubieran sido diferentes. Su talento, su carisma en la cancha y su capacidad para dominar partidos eran dignos de admiración. Pero más allá de sus habilidades, lo que Cousins simboliza es un recordatorio de cómo el destino de un jugador puede cambiar en un instante debido a factores fuera de su control, como las lesiones.
En una era donde los jugadores dominan las narrativas y las carreras se extienden gracias a mejores tratamientos médicos y preparación física, el caso de Cousins nos muestra el lado más difícil del deporte. La NBA pierde una figura única, pero el baloncesto mundial aún puede disfrutar de su talento en ligas internacionales.
¿Debería haber un último capítulo en la NBA para Cousins?
Para muchos, la decisión de Cousins de “cerrar el capítulo” de su carrera en la NBA es una pérdida para el baloncesto profesional. Aún con sus lesiones y altibajos, Cousins tiene mucho que ofrecer, ya sea en el rol de mentor o como jugador de rotación que puede aportar en momentos claves. Sin embargo, su historia también es un recordatorio de las crudas realidades del deporte de élite. No todos los talentos logran un final de cuento de hadas, y aunque Cousins se va en paz con su decisión, su ausencia en la liga deja una sensación de “qué pudo haber sido”.
Cousins puede haber terminado con la NBA, pero para aquellos que lo vieron en su mejor momento, su legado permanecerá como uno de los talentos más grandes que, desafortunadamente, no alcanzó todo su potencial debido a las circunstancias.