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Siempre se vio ahí, donde está, tocando a las puertas del éxito, a solo horas de comenzar la batalla que todos quieren librar…la discusión del título en la Conferencia Oeste de la NBA.

Para unos convicción y confianza, para otros sencillamente una cuestión de fe, en lo personal, pienso que es valentía.

Darvin Ham es un tipo valiente y es algo que se ve al hablar, en su tono acentuado, en la determinación para enfatizar un termino x o justificar una decisión y, en su propia vida, diría sin temor a equivocarme.

La figura

Hoy todos ven a Ham allí en el banquillo de los Lakers, de seguro, mientras escribo, preparando su plan para enfrentar a Jokic y sus Nuggets y lo verán fácil, muy fácil incluso, pero no, aquel que en 1996 fue portada de Sport Ilustrated, tras protagonizar un memorable mate en el baloncesto universitario, aquel alero imponente que parecía una locomotora humana, imparable en cada entrada a la duela, ese al que todos veneran, es dueño de una historia impresionante.

Debió morir a lo quince años, sí, allá por 1988, tal como cuentan, como lo ha contado el propio Ham a medios como Sport Ilustrated, Bleacher Report y Los Ángeles Times.

La valentía de Ham

Todo pudo acabar allí, pero no, sobrevivió- “… si eso te ocurre, puedes volverte temeroso o muy valiente. Yo me convertí en una persona valiente…”- enfatizó tras ser increpado sobre el reto que representaba asumir la dirección del combinado oro y púrpura.

Cuenta ESN que fue a mediados del 2022 y en ese instante pocos o casi nadie se acordaba de aquella portada en Sport Ilustrated, de sus 8 años en la NBA, de aquel título con los Pistons en 2004, menos aun de sus problemas con las drogas y el alcohol y sus consecuentes fracasos en España y Filipinas. Solo se aludía a las buenas formas de un asistente, con algo de suerte en Atlanta y en Milwaukee.

La realidad

No era así, pues luego de un primer período con Lakers entre 2011 y 2013, Ham se fue con los Hawks y se curtió en el arte del trabajo colectivo, en la dinámica efectiva y el trato preciso con los jugadores, algo que después pulió con los Bucks, siendo durante cuatro años el hombre de confianza de Mike Budenholzer.

Su llegada a California no fue casual, era el hombre el indicado en el momento indicado y luego del fiasco orquestado por Frank Vogel en la campaña anterior, solo un tipo como Ham podía hacerle frente a la situación y lo hizo.

La épica

Cuando a finales octubre último los Lakers jugaban para 0-4, luego para 2-8, más tarde para 3-10 y se hablaba de crisis, de caos total, hasta de película de terror, Ham siempre se mostraba calmado, excesivamente sobrio.

Pasará- decía y una y otra vez alegaba que se trataba de un mal momento, algo normal por lo que debían transitar todos los equipos, incluso los grandes como  Lakers…el tiempo le daría la razón, los californianos quedaron séptimos, ganaron el Play- In y reescribieron la historia, llegando a Finales de Conferencia, algo que no se alcanzaba desde 1987.

Ham, el arquitecto

Ham ha sido el verdadero arquitecto de la épica, el que rescató al grupo por encima de las individualidades, quien siempre confió en el liderazgo y la jerarquía de LeBron y en playoffs ha sacado lo mejor de todos, de Lonnie Walker IV, de Austin Reaves, de todos.

El mito se ha vuelto realidad, se trata de uno de esos hombres que forjan su propio destino y cuando le doy forma a este texto y el desafío de Denver se torna imponente y estarán o podrían estar el Heat, los Sixers o los Celtics, más adelante, cuando esto pasa, como quiera, su estampa emerge, pues Darvin Ham parece destinado a ganar su primer anillo, a la grandeza, que también es lo mismo.