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Aunque a día de hoy todo el mundo lo conoce por ser una de las caras del baloncesto de la NBA, la historia que entraña el pasado de Nikola Jokic es dura, como si el hoy estrella de los Denver Nuggets hubiera tenido que atravesar un camino espinado cual cuento de superación para poder llegar a ser lo que es en la actualidad. Sin embargo, también hay en su trayecto desde Serbia hasta los Estados Unidos una anécdota curiosa que es bastante más alegre.

Nacido en Sombor, Serbia, la infancia del prodigio europeo fue bastante diferente de la de los niños occidentales tradicionales. Por eso, no debería ser extraño que su primer amor en el mundo de los deportes no fuera la pelota naranja, sino las carreras de caballo con carretas. De hecho, llegó a participar en algunos eventos locales y hasta subió al podio en alguna ocasión.

Esto para el hoy pívot es normal, ya que en su patria no era lo común seguir el baloncesto estadounidense. “La NBA se transmitía a las 4 de la mañana en Serbia y YouTube apareció recién cuando tenía 15 años”, manifestó en una ocasión. Con todo y eso, el basket también tocó su puerta bien temprano, pero no se lo tomó en serio hasta pasado un tiempo.

“Tenía un pequeño aro en el apartamento de dos ambientes donde vivía toda mi familia. El vecino nos odiaba por nuestros gritos y el ruido del bote de la pelota. A diferencia de Estados Unidos, el deporte está separado del colegio. Entonces uno tiene que recurrir a clubes. Pero una vez por año había un torneo colegial y la única vez que me tocó jugarlo, lo gané”. Contó la pieza fundamental de Denver en estas finales de la NBA.

No obstante, la vida de Nikola también tuvo episodios de tristeza y bastante desmotivadores. Algo que poco se conoce es que de niño y adolescente tuvo una fuerte adicción por la Coca-Cola y muy malos hábitos alimenticios, lo que lo llevó a padecer largo tiempo de sobrepeso, incluso cuando le tocó mudarse a Norteamérica para continuar con su formación como baloncestista.

“Bebía mucha Coca-Cola, unos tres litros al día. Nunca bebía por la mañana, eso sí, porque había que entrenar y no me sentaba bien. Pero después de los entrenamientos ya no podía parar, era un vaso detrás de otro. Pero en mi primer vuelo a Denver me tomé la última. Desde entonces nada, ni una en un año y medio. Y ha sido fácil y me siento muy bien, me gusta ver que no la necesito”, le confesó Jokic a ESPN en el año 2017.

“Antes comía cosas normales: pollo, arroz, carne… pero cocinadas de otra manera. Aquí la comida no sabe a nada, necesito ese sabor… pero la dieta actual me ha ayudado. El cuerpo técnico ha hecho un gran esfuerzo para ayudarme a preparar mi cuerpo para la NBA”, fue otra de las confesiones del serbio en aquella ocasión respecto a la forma errónea en que manejó su alimentación.

Aun así, todos podemos ver en él una historia de superación, puesto que a pesar de las dificultades y precariedades salió adelante, se ganó el respeto de todos y cosechó par de premios MVP en la NBA. Ahora, ¿Podrá ponerse el anillo de campeón por primera vez en su carrera? Es lo que todo el mundo apunta y espera, esperemos que así sea.