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El segundo juego de Elly De La Cruz en Grandes Ligas fue mejor que el segundo. Durante sus viajes al plato pudo sacar una bola a mil millas por la derecha y luego correr como un meteoro y llegar quieto a la tercera con un triple.

La prensa de Cincinnati no ha dejado de mencionarlo en sus historias, como se puede ver en los portales del Cincinnati Enquirer, Cincinnati Herald Cincinnati City Beats. Y no es para menos. La llegada del dominicano le ha cambiado el rostro a los escarlatas.

Antes del arribo de La Cocoa a la tropa de dirige David Bell los Rojos habían perdido siete de sus últimos nueves juegos contra los Dodgers de Los Ángeles en el Great American Ballpark, sede de los carmesís, hasta que los colorados reaccionaron y los dejaron en el terreno por dos noches consecutivas.

Quizá la tan soñada reconstrucción del tradicional conjunto ha llegado y el dominicano es el pilar en donde se asentará el nuevo edificio. Por lo menos eso se desprende de las declaraciones de sus compañeros de equipos, algunos impresionados por lo que han visto.

“Es un jugador especial”, dijo Will Benson, jardinero de los Rojos a MLB.com. “Puedo, sin lugar a dudas, decir que nunca he jugado con un jugador así”.

“He compartido con buenos bateadores  como Elly, pero unca había visto un paquete completo como ese. Me considero un atleta bastante bueno. Ahora ver esto, sinceramente, es raro”, destacó el pelotero.

HABLEMOS DE CHANCE

Ha sido tanto el impacto del dominicano en el equipo que el Enquirer abrió su portal preguntándose si en julio los Rojos serán compradores y no vendedores, es decir que irán por peloteros de impacto para tratar de meterse en la postemporada.

El propio pelotero se siente muy a gusto en el equipo. No es para menos.

“Todo este equipo tiene una especie de vibra”, declaró De La Cruz a MLB.com a través del intérprete Jorge Merlos. “Una vibra realmente positiva. Es como una vibra de ir a una Serie Mundial”.

Tal vez esa declaración sea un llamado a la gerencia escarlata para decirles: “¡Hey, miren, queremos ganar!”. Tal vez De La Cruz era la motivación que un equipo que está a cinco juegos del primer lugar de la División Central de la Liga Nacional necesitaba.

Ya todos vieron cómo se fue la bola del parque en el primer jonrón de De La Cruz en las mayores. Un palazo de 458 pies ante una recta de 92 millas de Noah Syndergaard.

“Yo sabía que la pelota se había ido después de que la golpeé”, contó De La Cruz. “Solo miré a mis compañeros de equipo y les hice el 4-4 con las manos”.

Por esas cosas de la vida, De La Cruz viste el uniforme con el número 44, el mismo que utilizaba Adam Dunn, cuando era ficha de los Rojos. Y, lo más curioso, es que el dominicano la montó en la gradas de la derecha, el mismo territorio que Dunn solía dominar con sus laberínticas conexiones.

En su segundo turno de De La Cruz le dio a los fanáticos el show completo. Un batazo en donde esta gacela de ébano recorrió tres bases en 10.83 segundos, la carrera más rápida de todas las Grandes Ligas en este 2023.

“Siempre estoy pensando en un triple”, confesó De La Cruz, “Siempre quiero llegar a la tercera base, cada vez que veo que la pelota se va hasta el fondo de los pasillos. ¡Siempre!”.

Y esto, al parecer, se ha reflejado en el espíritu del equipo. De La Cruz ha causado un impacto tan grande dentro de los Rojos que hasta el estratega está feliz.

“Solo quermos ver a Elly jugar”, soltó el manager de los Rojos, David Bell. “No queremos poner nada sobre él. Ninguna etiqueta, nada. Queremos verlo hacer lo suyo y ser Elly De La Cruz. Eso es todo lo que necesita hacer. Es un gran chico, muy respetuoso. Le encanta jugar el juego. Vamos a dejar que él haga lo suyo”.