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El elogio, los poemas, los poemas y el elogio, ambos e incluso un poema sobre el elogio de la locura y es que, al pensar una y otra vez, en retrospectiva, hace dos días, dos semanas, un mes, un año y luego, hoy y mañana, en enero con el 2023 mirándonos de frente, al pensar en el tema de Cuba y el Clásico Mundial, la perspectiva de la locura emerge, del elogio de la locura.
Es la locura como la enfoca Erasmo de Rotterdam en su célebre sátira, Elogio de la locura, locura, la de ahora, como ausencia de razón, como en los poemas de Hölderlin y cala a la perfección con la idea del sinsentido total que marca la pauta en un tema tan polémico como este del béisbol, Cuba y el Clásico Mundial.
Como fábula
Hubo un tiempo y tal parece el principio de una fábula, pero es así, de ese modo; hubo un tiempo donde primero no se podía, era una quimera, no, más, una utopía, el hecho de imaginar siquiera pensar en llamar a los jugadores de Grandes Ligas, así ni pensarlo; eran los traidores, los que prefirieron la pelota esclava como alguien una vez dijera hace un tiempo lejano ya, del cual prefiero no acordarme, como en Don Quijote.
De traidores y parias versaba la historia, fue así, lo es, lo sigue siendo, al punto de que, en este minuto, mientras escribo, ya con el permiso otorgado a la Federación Cubana por parte del gobierno de Estados Unidos para poder convocar a los peloteros de MLB de cara al quinto Clásico Mundial, la incertidumbre es total, pues nadie sabe a ciencia cierta quien irá o no.
Mirando más allá del enfoque sutil están las interrogantes, esa que hablábamos ya ¿a quién llevará la Federación?, ¿quiénes serán los convocados?, entonces la disyuntiva se impone, pues si por un lado hombres como Yoan Moncada y Luis Robert Moiran dijeron que sí aceptaban representar a la Isla y recibieron el permiso de los Medias Blancas de Chicago, por otra parte, figuras como Yuli Gurriel, Aroldis Chapman y Randy Arozarena, por solo citar a algunos de la pléyade de estelares que ven acción al día de hoy en la Gran Carpa, por otra parte estos dijeron que no jugarían con el combinado nacional en la justa, por aquello de que una vez fueron los traidores, por la censura, por el consecuente silencio sobre sus carreras y la politización absurda, porque un pueblo entero los viene reclamando desde hace años y ahora, cuando el papelazo pintaba para adquirir dimensiones colosales, todo cambia o cambió.
Bruma, silencio, drama…
Hay bruma, hay bruma y estará, la Federación Cubana ha manejado con total silencio el tema, escondiendo todo tipo de información, siempre el secretismo matizando todo a tal punto que en este minuto no se conocen los 50 jugadores convocados de manera oficial para integrar el listado de la preselección a la justa que comenzará en marzo próximo.
Otra vez, la sinrazón, la locura, el elogio de la locura y si bien, como quiera se mire es algo positivo, pues da la posibilidad al aficionado de poder ver una escuadra criolla bien armada, más competitiva, así y todo, no estarán los mejores, eso también es un hecho.
Lo que un día fue
En el recuerdo ya muy lejano ha quedado como enquistado en el tiempo aquel segundo lugar de la primera edición, cuando Cuba llegó a la final ante Japón y cedió 10-6 en el Petco Park. Fue el mayor momento de gloria y a la vez, la génesis del cataclismo que vendría después.
Como ya hemos comentado, 16 años después de aquellos días de marzo de 2006, el discurso cambió, como por arte de magia cambió y es bueno, quizás lo pueda ser, nadie lo duda, al menos un primer paso, pero la razón y la locura nunca van de la mano y a estas alturas cuesta creer, pensar soñar, ilusionarse siquiera con lo que podría ser.
Habrá que esperar, así sin más, ¿ganará la locura o la razón?, ¿a quiénes llevará Cuba al Clásico Mundial?, el tiempo y el terreno, como siempre dirán.
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