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Cuatro años después, volvió al Yankee Stadium y ya no era aquel chico de 23 que en su momento irrumpió en el contexto beisbolero como un notable prospecto capaz de defender a buen nivel en los jardines y de tronar con el madero, no, el tiempo había pasado y ese que vimos ayer era la estampa de aquel otro que a comienzos de enero casi por azar, regresó al Bronx.

La estela de McKinney

Como un peregrino, así ha estado Billy McKinney por los diamantes de MLB, primero en Ligas Menores, más tarde regresando a Las Mayores, con los Yankees, luego en Toronto, tiempo después en Milwaukee y también con Dodgers y Atléticos de Oakland.

Desde aquel 2018, McKinney ha intentado establecerse en el primer nivel, ha buscado su oportunidad con denuedo y por momentos ha dado esa idea, sin embargo, ha terminado fracasando y en el sistema de granjas de las referidas organizaciones  ha debido ganarse la vida.

McKinney lleva una década probándose en Ligas Menores y en este lapso su hoja de corte de 272/356/445, con 82 jonrones y 404 carreras impulsadas, habla a las claras lo prominente que ha sido y a este patrón se aferraron los Yankees para ofrecerle ese acuerdo allá en enero.

Sacó la casta

No defraudó, cargaba a sus espaldas el pesado  lastre de haber promediado para un paupérrimo 096 en 22 encuentros con Oakland en 2022, pero Billy McKinney sabía que este podría ser su último chance.

En 40 partidos con Scranton/ Wilkes- Barre, el filial Triple A de los Mulos, el experimentado jugador compiló un average de 274, pegó 9 cuadrangulares e impulsó 25 carreras.

Esta era la muestra que necesitaban en Nueva York para volver a creer en el potencial de McKinney y luego de que Aaron Judge debiera ir a la Lista de Lesionados, la directiva de los Bombarderos no dudo en subir al que en sus días fuese tildado de promesa.

El debut

Irrumpió con la franela a rayas en el doble juego de ayer jueves frente a los Medias Blancas de Chicago y mejor no lo pudo hacer, bateó de 6-2, con un triple y un cuadrangular incluidos, además de hacer buenos contactos de manera general.

Fue tal la impresión que causó McKinney que, por momentos, tras esa victoria 3-0 contar los del South Side, luego de su jonrón, algunos ni se percataron de la ausencia de la rutilante estrella.

El sustituto perfecto

Se trata de un hombre que lleva rato esperando este momento y ahora mismo se pinta como el sustituto perfecto para “El Capitán” y de mantener su consistencia con el madero, de seguro Boone y compañía deberán abrirle un hueco en la alineación, tras el retorno de Aaron Judge.

Es otra de esas buenas historias que a diario nos regala el béisbol y allí en Nueva York, en plena temporada de Grandes Ligas, esto es lo mejor que le podía pasar a la gente.