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Los Yankees de Nueva York habían encontrado en Jhony Brito una solución inmejorable a sus problemas de lesiones en la rotación abridora. El debutante dominicano se consolidó rápidamente como una ficha más que jugable e hizo olvidar con par de salidas de calidad las ausencias de hombres estelares como su paisano Frankie Montas o el rimbombante fichaje de la temporada baja, Carlos Rodón.
Sin embargo, hace un par de días la suerte no le sonrió al derecho de 25 años de edad y, después de una labor de sólo 0.2 tercios de inning en la que acabó siendo vapuleado por los bates de los Mellizos de Minnesota, probó el amargo sabor de la derrota por primera vez en su naciente carrera como ligamayorista.
En apenas el periodo de trabajo mencionado recibió un total de 6 imparables de los cuales 1 fue jonrón y 7 carreras, todas limpias, además de otorgar un boleto. Al final los Yankees perdieron 11×2 en una jornada nefasta que tuvo a Brito como el responsable principal de todos los males. Aun así, hay cosas que se pueden analizar de lo ocurrido ante la pregunta de: ¿Qué falló en la tercera presentación del novel quisqueyano?
Bastante regado
Si uno mira el gráfico de todos los lanzamientos realizados por el oriundo de Puerto Plata, se dará cuenta rápidamente de que el control brillaba por su ausencia. Hay demasiados pitcheos que no tienen una ubicación precisa, que están simplemente dispersos por allí alrededor de la zona de strike.
Otro aspecto a resaltar es la dramática acumulación de envíos en el lado izquierdo del plato, algo que sin lugar a dudas fue un patrón que los hombres de Minnesota leyeron y castigaron con destreza. Aun así, un dato no menor es que de 8 bateadores que hicieron contacto legal con la bola, 5 lo hicieron ante envíos que superaron las 95 MPH, algo poco común, por lo que podemos deducir que incluso el factor fortuna también estuvo del lado de los Twins.
Entonces, podemos ver que fueron varios factores los que hicieron de esta subida a la lomita un verdadero suplicio para un Brito que venía en alza. Ahora, la pregunta que queda es: ¿Podrá levantarse de tan estruendosa caída?