Your browser doesn’t support HTML5 audio

Quizás nunca pensó que un día regresaría allí y es que luego de aquel año, había razones más que suficientes para pensar que ese era el final, sin embargo, ayer, volvió a subir a la lomita en el T-Mobile Park.

Pasaron tres años desde aquella temporada en 2020 cuando en casi 8 innings de labor, vistiendo la franela de los Marineros de Seattle, Néstor Cortés Jr dejó una efectividad de 15,26, reforzando esa nube oscura que comenzaba a formarse sobre su figura dando la idea que no era un lanzador que podía subsistir en Grandes Ligas.

Retornó este martes y en el mismo instante que salió hacia al montículo para lanzar la primera bola, todos evocamos aquellos recuerdos de antaño, los fantasmas de su comienzo con los Yankees, después el calvario de Baltimore y luego aquel 2020 del que comentábamos.

La crónica del regreso

Ese que vimos hace unas horas, era Néstor Cortés Jr, el lanzador zurdo de los Bombarderos del Bronx que entre 2021 y 2022, en su tercera temporada con el combinado de Manhattan se había erigido como uno de los zurdos más dominantes del juego, no solo en el entorno de los Mulos, también en Grandes Ligas de manera general.

Ponchó con una bola rápida a J.P Crawford y en el acto arribó a 400 chocolates de por vida y ese fue el preámbulo perfecto tal vez para pensar que el criollo volvería a retomar el camino y esas luchas contra sus demonios de igual modo acabarían tras su jornada en Seattle.

Caminó 5 tramos en la que en día fue su casa, permitiendo 5 hits y 2 carreras limpias, espaciando 3 bases por bolas y concediendo 6 ponches y ganó, pero otra vez emergieron sensaciones encontradas y es que más allá de los números, es un hecho que Néstor Cortés no está siendo ese pitcher dominante que impresionó a todos en 2022 al dejar récord de 12-4, con efectividad de 2,44 y 163 ponches en 158 marcos.

En este 2023, el cubano ha visto acción en 11 partidos y en este minuto, cuando escribo, va dejando forja de 5-2, con un promedio de limpias de 5,16 y 59 ponches en 59,1 capítulos y un whip de 1,29.

¿Cuestión de perspectiva?

Algunos aseveran que ha corrido con suerte, pues se ha mostrado inconsistente; una salida bien, otra mal, luego muy mal y así, como si aquella estela pesada de hace cinco o seis años lo estuviera carcomiendo y esta perspectiva comienza a merodear en el entorno de los Yankees de Nueva York.

Dicen que es cuestión de tiempo, que, con el transcurso de las jornadas, volverá a recuperar su mejor forma, como sea el desagravio se impone; el equipo lo necesita y él lo sabe…solo resta esperar.