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El 3 de abril de 1905, en el humilde barrio de La Boca, Buenos Aires, un grupo de jóvenes soñadores marcaba el comienzo de una historia que, más de un siglo después, sigue escribiéndose con letras doradas. Ese día, bajo el sol porteño, los hermanos Juan y Teodoro Farenga, Santiago Sana, Alfredo Scarpatti y Esteban Baglietto decidieron fundar un club de fútbol que, sin saberlo, llegaría a ser un ícono mundial. Así nació Boca Juniors, un nombre que resonaría más allá de las fronteras argentinas, marcando la historia de uno de los clubes más grandes del mundo.

La reunión que gestó este sueño no fue sencilla. La conversación se realizó en la casa de Baglietto, pero pronto fue interrumpida por su padre, quien no veía con buenos ojos tanto bullicio. Así, los jóvenes se trasladaron a la Plaza Solís, a tan solo unos metros de allí, donde, en una tarde calurosa, trazaron las primeras líneas de lo que sería el destino del club. La fundación fue oficializada en la vivienda de los Farenga, y tras discutir varias opciones de nombres como “Hijos de Italia” y “Defensores de La Boca”, decidieron bautizar al club como Boca Juniors, un nombre que fusionaba el espíritu local con una pizca de internacionalismo.

Apenas 18 días después de su creación, Boca Juniors debutó en el fútbol oficial. Enfrentó al club Mariano Moreno y, con una victoria rotunda de 4-0, empezó a forjar su leyenda. El equipo, en su primer partido, jugó con una camiseta blanca con tiras negras, confeccionada por la familia Farenga, pero pronto la historia cambiaría. En 1907, el club adoptaría sus emblemáticos colores: azul y amarillo, inspirados por un barco sueco que arribó al puerto de Buenos Aires. Este cambio marcaría el comienzo de una identidad que hoy es inconfundible.

Con los años, Boca Juniors no solo ganó títulos, sino que comenzó a conquistar corazones. En 1925, el club vivió una de sus primeras glorias internacionales con una gira por Europa que le permitió medir fuerzas con los más grandes equipos del continente, dejando huella en el Real Madrid y Atlético de Madrid. La popularidad de Boca explotó en todo el mundo y, al regresar al país, fue recibido como héroes. Así nació el famoso “Número 12”, la hinchada xeneize, cuyo fervor y devoción por el club no tienen igual.

Ya en la era profesional, Boca no dejó de crecer. En 1940, inauguró La Bombonera, su estadio mítico, un templo que se convirtió en el hogar de miles de almas xeneizes que vibran con cada gol y cada grito de victoria. Desde ese entonces, el club vivió una serie de conquistas históricas que consolidaron su lugar en la élite del fútbol mundial. Las victorias en la Copa Libertadores, sus triunfos en la Copa Intercontinental y el cariño incondicional de su hinchada, son solo algunas de las razones por las cuales Boca Juniors es considerado, con orgullo, “la mitad más uno” de Argentina.

Las páginas de la historia del club están llenas de grandes figuras que marcaron un antes y un después: desde Diego Maradona, el dios del fútbol, hasta Juan Román Riquelme, ídolo eterno y actual vicepresidente del club. Jugadores como Carlos Tevez, Antonio Rojitas, José Luis Suñé, Carlos Bianchi como entrenador, entre tantos otros, dejaron una huella imborrable en la institución y en el corazón de los hinchas.

Hoy, tras 120 años de existencia, Boca Juniors sigue siendo una de las instituciones más grandes y populares del mundo. Con 74 títulos oficiales, seis Copas Libertadores, y tres Copas Intercontinentales, el club se mantiene como el rey del fútbol argentino. Pero más allá de los trofeos y las victorias, Boca es sinónimo de pasión, de una hinchada que nunca abandona a su equipo, y de una historia que no solo pertenece a los argentinos, sino al mundo entero.

Boca Juniors no es solo un club de fútbol. Es un sentimiento, una cultura, una forma de vida. Un sueño que, aquel 3 de abril de 1905, se gestó en una modesta reunión en la Plaza Solís y que, hoy, sigue latiendo fuerte en cada rincón del planeta. Porque cuando uno dice Boca, no solo dice fútbol. Dice grandeza.