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Es difícil encontrar dos imágenes más opuestas en un mismo partido. Esto se evidenció durante el enfrentamiento entre Uruguay y Brasil en Las Vegas, correspondiente a los cuartos de final de la Copa América de Estados Unidos, donde el equipo charrúa se impuso en la tanda de penaltis tras un empate 0-0 en el tiempo reglamentario.

La tensión alcanzó su punto máximo justo antes de la tanda de penaltis. ¿Qué sucedía en ambos equipos? En Brasil, los jugadores formaron un rondo para discutir la estrategia de los penales: quiénes lanzarían y en qué orden. Dorival Junior, el entrenador, se quedó al margen, intentando tímidamente intervenir sin éxito. Parecía no tener voz en esa crucial conversación.

En el banquillo opuesto, la escena era completamente diferente. Los jugadores de Uruguay formaron una piña alrededor de su entrenador, Marcelo Bielsa, quien lideraba la charla. Todos escuchaban atentamente al seleccionador. Dos equipos, dos sensibilidades.

“Una bola de divas dejando fuera a su entrenador… ya vimos cómo les fue,” comentó un aficionado. “Me rompe el corazón lo de Dorival,” dijo otro. “¿Qué entrenador levanta la mano para hablar? Debió haber movido a los jugadores, meterse al centro y hablar… se nota la falta de liderazgo,” escribió un tercero.