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Obed Vargas, un joven mediocampista de 19 años nacido en Anchorage, Alaska, ha capturado la atención de los aficionados al fútbol por una decisión que promete marcar su carrera internacional: defender los colores de la Selección Mexicana. Aunque Vargas tiene la nacionalidad estadounidense, su corazón siempre estuvo ligado al Tricolor, gracias a su ascendencia mexicana y al fuerte lazo que su familia le inculcó desde pequeño.

Desde sus primeros pasos en el fútbol profesional con el Seattle Sounders en 2021, Vargas ha demostrado ser una de las joyas emergentes de la Major League Soccer (MLS). Con una visión de juego aguda y una madurez sorprendente para su edad, el mediocampista ha disputado más de 80 partidos con el club, contribuyendo a la obtención del título de la Concachampions en 2022, cuando derrotaron a los Pumas de la UNAM. Esta hazaña le valió el reconocimiento como una pieza clave del equipo y, por supuesto, atrajo las miradas de distintas selecciones nacionales.

Obed Vargas juega en la MLS.
Obed Vargas juega en la MLS.

En un principio, parecía que la carrera internacional de Vargas estaría ligada a la Selección de Estados Unidos, país donde ya había disputado encuentros en las categorías Sub-20 y Sub-23. Sin embargo, un factor crucial cambió el rumbo de su historia. Andrés Lillini, actual entrenador de selecciones menores en México, viajó personalmente a Seattle con el objetivo de convencer al joven talento de unirse al Tri. Tras varias conversaciones, Vargas tomó la decisión que, aunque complicada, lo acercaría a sus raíces mexicanas.

El debut de Vargas en la selección mayor podría estar más cerca de lo esperado, ya que el seleccionador Javier Aguirre lo incluyó en la reciente convocatoria del Tri para los próximos amistosos ante Valencia y Estados Unidos. Para el cuerpo técnico, la inclusión de Vargas representa un movimiento estratégico que busca rejuvenecer el plantel con jugadores que aporten frescura y energía en el mediocampo.

La historia de Obed Vargas no solo es un ejemplo de talento joven en ascenso, sino también de identidad y elección. Al haber decidido representar a México, el mediocampista demuestra que el fútbol, más allá de las fronteras, también se juega con el corazón.