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“No va a aparecer nadie igual a Pelé. No va a haber otro igual a Pelé”, así declaró Pelé en su última entrevista para EFE en 2019. Y cuánta razón tenía. Edson Arantes do Nascimento ha fallecido a los 82 años de edad.
La leyenda, el mito y para muchos: el mejor jugador de todos los tiempos. O’Rey dio en el clavo con sus declaraciones, ya que hasta el último día de su vida “No ha aparecido nadie como Pelé”.
El brasileño fue el primero de grandes pioneros del fútbol y el único de la historia con tres Copas del Mundo ganadas con la selección de Brasil.
Apenas a sus 17 años, el delantero daba avisos de que sería el más grande de todos los tiempos al levantar el trofeo por primera vez en el Mundial de Suecia 1958, siendo el más joven en coronarse como campeón del mundo, récord que aún se mantiene en vigencia.
La Pelemanía siguió en la cita mundialista de Chile 1962 logrando el back-to-back con los canarinhos, que se convirtieron en la segunda selección en alcanzarlo en el palmarés del certamen.
El “10” de la Verdeamarela logró lo impensado en el Mundial de México 1970 con su tercera conquista y el tricampeonato para los sudamericanos. Con 29 años de edad, Pelé anotó cuatro goles y escribió su legado como leyenda en la historia del “jogo bonito”.
Para “D10s”, jugar en Europa no era necesario para ser considerado como el futbolista más grande que ha pasado por el deporte rey. En su trayectoria como jugador profesional, el brasilero anotó 1.283 goles sumando todas sus competiciones, de acuerdo a sus cuentas.
Recibir grandes ofertas del Real Madrid u otro gigante europeo no le impidió jugar toda su vida con el equipo de sus amores, el Santos FC, uno de solo dos uniformes que vistió a nivel de clubes hasta 1974 dejando una cifra astronómica de 1.091 anotaciones.
Héroes como Alfredo Di Stéfano, Johan Cruyff y Diego Maradona fueron los otros mitos que dejaron el mundo como ídolos de nuevas generaciones. De aquellos extraterrestres, Pelé era el único que quedaba en pie y como el primero e inspiración de aquello genios del fútbol.
O’Rey se despide como una figura inigualable. Un personaje que no necesita presentación en el lenguaje deportivo y que se marcha como el más grandes de todos los tiempos.