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Si alguien ha rendido en lo que va de postemporada ese es Erik González. El campocorto de los Gigantes del Cibao fue una de las bazas ofensivas y defensivas del equipo francomacorisano este martes, cuando los potros vencieron al Licey a domicilio. Con un jonrón que salió a mil millas por el jardín izquierdo, el criollo demuestra una ofensiva que no pudo desplegar durante la ronda regular con el Escogido.

Claro, apenas van cinco juegos en la postemporada, pero en ese tiempo ha podido batear para .300/.333/.600 con dos jonrones, cuatro anotadas y cinco remolcadas. Paradójicamente esta es la misma cantidad de impulsadas y pisadas de home que acumuló González en 30 juegos con los Gigantes del Escogido.

“Estamos enfocados que lo importante, sumamente enfocados”, declaró el toletero una vez finalizado el compromiso. “Raúl Valdés es un tipo que domina todas las esquinas. Así que me concentré en buscar el pitcheo que a mí me convenía y eso fue lo que hice”.

Sobre el súbito despertar con el bate, González fue muy claro. “Siempre he sido un tipo trabajador”, dijo. “Yo siempre estoy trabajando. Son cosas que pasan en el beisbol y son cosas que están sucediendo ahora, buenos momentos, estoy en el calor de juego, el ambiente también ha influido. Son cosas que suceden cuando las cosas están en armonía y hay buena energía”.

Quizá eso era lo que faltaba en la temporada para que González terminara de explotar: un grupo de peloteros unido, donde él sea uno más y no el obligado a tener que empujar el carro solo. La línea ofenisiva de González con los Leones fue de .238/.266/.295 sin jonrones, cuatro dobles un triple, cinco impulsadas y cuatro remolcadas.

Por eso González ya superó con creces en cinco partidos lo que hizo en toda la temporada con los Leones del Escogido.