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Durante décadas, República Dominicana ha sido reconocida globalmente como una potencia del béisbol, pero en los últimos años la narrativa ha cambiado. Una nueva generación de atletas dominicanos está escribiendo su propia historia en múltiples disciplinas, demostrando que el talento criollo trasciende el diamante.
El caso más emblemático en el presente es el de Alexander Ogando, velocista que busca consolidarse como uno de los mejores del mundo en los 200 metros planos. Sus actuaciones en París 2024 y su reciente doble oro en el Clásico Félix Sánchez lo han convertido en el principal referente del atletismo nacional. A su lado, otras figuras como Fiordaliza Cofil y Marileidy Paulino han brillado en relevos y competencias individuales, con medallas mundiales y olímpicas en su haber.
En el boxeo, nombres como Erick Rosa han devuelto protagonismo al país en categorías livianas. “Mini PacMan”, como es conocido, se mantiene invicto en el profesionalismo y ya ha defendido títulos mundiales, despertando expectativas sobre su consolidación en la élite del pugilismo internacional.
El baloncesto dominicano también ha dado pasos importantes, especialmente con la clasificación de la selección masculina al Mundial FIBA 2023, donde compitieron con dignidad frente a potencias europeas y asiáticas. Además, jugadores como Karl-Anthony Towns, aunque nacido en EE.UU., han reforzado la identidad dominicana en la NBA y en competencias internacionales.
En fútbol, aún en construcción, hay señales alentadoras. La selección masculina sub-20 clasificó por primera vez a un Mundial de la categoría, y jóvenes como Lucas Bretón —recién fichado por el Málaga CF— muestran que el talento existe y puede desarrollarse fuera del país.
Este fenómeno no es casualidad: responde a un ecosistema deportivo más estructurado, con inversión en infraestructura, programas juveniles y un enfoque que promueve la diversificación del deporte nacional. Además, la presencia de atletas dominicanos en centros de alto rendimiento en Estados Unidos y Europa ha acelerado su evolución competitiva.
El futuro del deporte dominicano se vislumbra amplio, plural y ambicioso. Los logros actuales abren puertas, inspiran nuevas generaciones y reafirman una verdad innegable: la excelencia atlética dominicana no tiene fronteras.