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Mientras todos esperamos que llegue el 4 de marzo para ver la pelea entre Jon Jones y Ciryl Gane por el título de los pesos pesados de la Ultimate Fighting Championship (mejor conocida como UFC), hay alguien que fue el gran perjudicado de esta historia. Estamos hablando de Francis Ngannou, hombre que poseía el cinturón que ahora está en juego y que, tras ciertos desacuerdos con la empresa dirigida por Dana White, acabó siendo despojado de su galardón y quedó a la deriva buscando otras fuentes de ingreso.
Pero ¿por qué ocurrió todo esto? ¿Acaso no pudo haber un punto de encuentro entre ambas partes? Bueno, parece que no. Todo comenzó a torcerse desde el apartado económico, sin embargo, fueron los valores del artista marcial camerunés lo que hizo inviable el pacto con el mandamás de la UFC.
En primer lugar, White pretendía que su luchador firmara por varias peleas más de las que él quería. Ngannou, en contraposición a eso, tenía la intención de acordar un combate con Jones, una hipotética revancha y otro combate con Stipe Miocic. Por otra parte, exigía una serie de beneficios para todos los peleadores de la compañía que obviamente, no sentaron bien al hombre que gobierna en ella.
En primer lugar, Francis deseaba que todos tuvieran seguro médico. Asimismo, optaba por que se les dejara tener un representante legal en las negociaciones directas con el organismo y aparte, que se les permitiera tener patrocinio de manera personal y no solo el de las marcas que acuerdan con la UFC.
Todo esto se ha manejado con gran hermetismo, claro está. El excampeón africano alega que su ardua lucha para llegar a ser quien es, le enseñó que debe pedir lo que merece. Del mismo modo, Dana White asevera que puede ceder ante un requerimiento por vez, pero no todos de golpe. En fin, la disputa de nunca acabar que nos terminó privando de ver el tan ansiado combate entre esta bestia de la jaula y un prodigio del deporte como Jon Jones.