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Los Juegos Paralímpicos son una muestra constante de que lo que importa es el camino y no el resultado, Las incontables historias de superación ante la adversidad, cuando todo parece perdido, son una motivación para no bajar nunca los brazos, incluso cuando se carece de ellos.

Ibrahim Hamadtou es un egipcio de 48 años que participó en Tokio de sus segundos Juegos Paralímpicos en tenis de mesa, incluso, cuando no posee brazos. Hamadtou sufrió un terrible accidente de tren a la temprana edad de 10 años que lo privó de ambas extremidades.

Cuando todo parecía perdido para el pequeño, encontró en el deporte un camino de superación y de motivación para demostrarse a si mismo y al resto del mundo, de que una tragedia como esa no tiene por qué detener el ánimo de una persona.

“En nuestra aldea, solo podíamos jugar, en ese momento, tenis de mesa y fútbol, por eso jugaba a ambos. Era lógico jugar al fútbol primero debido a mi caso; luego jugué al tenis de mesa como un desafío”, comentó en una entrevista durante la previa de Tokio 2020.

Fue en ese momento en que mostró su técnica, que fue perfeccionando con los años y, a día de hoy, sigue maravillando al mundo. Ibrahim utiliza la paleta en su boca y, para sacar, utiliza uno de sus pies con un movimiento que combina precisión y agilidad.

Ibrahim saca con uno de sus pies demostrando que nada detiene la capacidad de hacer deporte

Tuve que entrenar duro durante tres años consecutivos todos los días. Al principio, la gente estaba asombrada y sorprendida de verme jugar. Me alentaron y apoyaron mucho y estaban muy orgullosos de mi voluntad, perseverancia y determinación”, explicó sobre lo que lo llevó a no desistir.

Con el correr de los años y el crecimiento de su técnica, el egipcio tuvo la oportunidad de probarse en distintos torneos y usando su boca se pudo colgar la medalla de plata en los Campeonatos Africanos de 2011 y 2013. Su actuación le permitió llegar hasta Río 2016 y ahora su estilo volvió a conmocionar al mundo en Tokio.

Si bien la actuación del egipcio en tierras niponas fue debut y despedida (cayó en primera ronda ante el surcoreano Park Hong-kyu por 11-6, 11-4, 11-9), la historia de Hamadtou no pasó desapercibida y, el hecho de haber llegado a dos Juegos Paralímpicos, vale más que cualquier medalla. Y esa es la idea de estos eventos.