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Es hoy, en solo minutos, el Hijo Ilustre de Puerto Plata, el que pudo ser profeta en su tierra y lo fue allá, cuando hace unos años vistió la camiseta de la selección nacional dominicana, al que muchos critican, por la supuesta falta de identidad y el no sentir amor por su tierra, ese al que todos conocemos, Al Horford, el veterano de mil batallas, buscará desde este miércoles, seguir haciendo historia en las duelas de la NBA.
Quince años después de aquel debut con los Hawks de Atlanta, Horford, ya con 36 y sumando 160 partidos en playoffs irá a su quinta Final de Conferencia, justo cuando los Celtics de Boston reciban en sus predios al Heat de Miami, en una reedición del duelo que sostuvieron ambos conjuntos en similar instancia del pasado curso.
El hijo de “Tito” Horford, aquel que, en 1988, jugando para los Bucks, abrió la senda de la NBA para los quisqueyanos; el hijo de “Tito”, Al, vuelve a erigirse como el baluarte que en materia defensiva tendrá el combinado de Massachussets de cara a su cotejo de turno.
La figura en contexto
En medio de este panorama, trasciende todavía la noticia dada a conocer hace unos días de que Al Horford no estará con Dominicana en el Mundial de Baloncesto.
Había esperanza y muchos en nuestra tierra se aferraban a la idea de que el estelar volvería a lucir los colores de la selección para la justa del orbe, pero el propio Horford hizo añicos la ilusión al expresar que le era imposible tomar esa decisión en el actual momento de su carrera.
Al instante, otra vez emergieron las críticas,otra vez que si la falta de identidad, que si Horford no siente por su tierra, que se olvido de su gente, que está acabado, que si esto y aquello.
Más de los mismo
Para muchos puede ser algo nuevo sin embargo la narrativa del suceso nos cuenta que se trata de una especie de nuevo capítulo en la trama que ha venido contándose después de aquella última vez que Horford vistió la franela criolla.
Fue en 2011, durante el preolímpico de Mar del Plata, torneo en el que Dominicana quedó en el tercer lugar y no pudo avanzar a las Olimpiadas de Londres en 2012.
Lo han criticado con denuedo, llegando hasta el escarnio en la propia prensa nacional, olvidando en todo momento la entrega de Al Horford en el Centrobasket de 2008 y los torneos FIBA Américas en 2009 y 2011.
De la memoria y el olvido
Su padre Alfredo lo ha defendido en todo momento, calificando como injustas las actitudes pueriles de los fanáticos y hasta de especialistas.
“… La gente siempre tiene su opinión y cada quien se cree dueño de la verdad, pero puedo decir que jugó con la selección y lo hizo con mucho orgullo…”– enfatizó hace un tiempo, en declaraciones a los medios, durante la apertura del proyecto “De vuelta al barrio” en La Romana, tal como reseñó el periódico Hoy.
Es la perspectiva que persiste y sopesando la crítica y los argumentos más o menos veraces, una realidad se impone y es que en este minuto hablamos de Al Horford como un símbolo del deporte en este pedazo de suelo antillano, un embajador auténtico de Dominicana en las canchas de la mejor liga de baloncesto del mundo y ante eso, solo resta quitarnos el sombrero.
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