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La dinámica entre la NBA y la selección de Estados Unidos ha sido clara durante años: las estrellas de primer nivel suelen reservarse para los Juegos Olímpicos, mientras que el Mundial de Baloncesto tiende a contar con jugadores de segunda o tercera línea. Este patrón parece confirmarse una vez más, ya que Anthony Edwards, una de las figuras emergentes más destacadas de la NBA, ha dejado claro que no planea participar en el Mundial de 2027, que se celebrará en Qatar.

Tras haber compartido equipo en los Juegos Olímpicos de París 2024 con leyendas como LeBron James, Stephen Curry y Kevin Durant, el jugador franquicia de los Minnesota Timberwolves ha experimentado de primera mano lo que significa competir al más alto nivel y ganar el oro olímpico. Esa experiencia ha reforzado su visión de que su lugar está en los Juegos Olímpicos, y no en el Mundial. Así lo dejó en claro cuando fue cuestionado por Joe Vardon de The Athletic sobre su posible participación en el torneo de 2027, respondiendo de manera contundente: “Diablos, no”.

Aunque aún faltan varios años para que llegue esa cita mundialista, la postura de Edwards refleja una tendencia que se ha acentuado en los últimos tiempos: las grandes estrellas de la NBA suelen priorizar los Juegos Olímpicos sobre el Mundial. Sin embargo, no se puede descartar que la situación de algunos jugadores cambie antes de 2027, lo que podría modificar el panorama.

La decisión de Edwards no es un caso aislado; es parte de un fenómeno más amplio en el que las estrellas de la NBA prefieren concentrar su energía y talento en la competición olímpica, considerada el escenario de mayor prestigio. Aunque esto deja al Mundial con menos nombres de renombre, sigue siendo una plataforma crucial para el desarrollo de jóvenes talentos y jugadores que buscan destacar a nivel internacional.

Por ahora, Edwards parece decidido a centrarse en su carrera en la NBA y a esperar con ansias los próximos Juegos Olímpicos, donde espera continuar brillando junto a los mejores jugadores del mundo. Sin embargo, como siempre en el deporte, nada está escrito en piedra, y habrá que esperar para ver si las circunstancias cambian en los próximos años.