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Se niegan a perder, eso es una realidad, es así, lo ha sido en estos casi 40 años de historia, es parte de su identidad, de su cultura, de una tradición que nos cuenta sobre la grandeza de una de las franquicias más dominantes en el contexto del básquetbol y de la NBA, al menos en este siglo.

Al instante de escribir este texto, solo restan minutos para que allá en Florida, en el majestuoso Kaseya Center, de inicio el cuarto partido de la Finales en la mejor liga del mundo, justo cuando el Heat de Miami vuelva a recibir en sus feudos a los Nuggets de Denver.

El presente

Con los ecos de ese vibrante juego 3, cuando los de Colorado, guiados por el imponente Nikola Jokic (32 puntos, 21 rebotes y 10 asistencias) avasallaron a los sureños 109-94; con esos ecos retumbando aún en la duela y en la conciencia de fanáticos y especialistas, los del Heat saldrán a la cancha buscando frenar a su rival y por ende, intentando evitar un viaje de regreso al Ball Arena, con la serie 1-3.

El favoritismo de Denver sigue marcando la pauta en materia de análisis y todo indica que solo un milagro podría evitar que los chicos de Michael Malone levanten su primer trofeo de campeones en más de 50 años.

Esta es la realidad, pero es el Heat, esos que como decíamos al principio pelearán hasta el final, incluso contra lo imposible y en ese punto, cualquier cosa puede pasar.

La impronta

Eso fue lo que vimos en 2006, cuando luego de ir perdiendo 0-2 en el playoff contra los Mavericks, la escuadra dirigida en aquel entonces por el legendario Pat Riley logró ganar cuatro partidos consecutivos para alcanzar así su primer anillo.

De igual modo en 2013, con otros matices, la trama se volvería a repetir…

Luego vencer en 2012 a Oklahoma City Thunder para obtener un segundo trofeo, Miami campearía por su respeto al año siguiente, 2013, y después de solventar con solvencia la etapa regular, entraría a la postemporada con un ritmo implacable.

Las acciones

Refieren As y Marca, que los pupilos de Erik Spoelstra lograron barrer en primera ronda a los Bucks, despacharon a los Bulls en semifinales de Conferencia 4-1 y tras una ardua batalla con los Pacers, regresaron a las Finales, instancia donde esperaban los Spurs de Popovich.

Cuenta ESPN que todo comenzó en Florida y después de una división de honores, San Antonio impuso su ley en Texas, ganando dos de los tres juegos allí efectuados, dejando la mesa servida para otra corona luego del 114-104 del quinto desafío.

Esa fue la antesala de aquel memorable sexto partido y ese cierre electrizante que todavía emociona…

De película

Con solo 19 segundos por jugar, la pizarra muestra un 92-95 a favor de los Spurs, LeBron lanza de tres, falla, Chris Bosh toma el rebote y en abrir y cerrar de ojos, le pasa a Ray Allen y este encesta el triple de su vida.

Del resto ya sabemos, Miami ganó en el tiempo extra, forzó el séptimo y con un LeBron James endemoniado, anotando 30 cartones y llevándose 17 rebotes; Spoelstra y su banda volvieron a ser campeones.

Ese fue el tercer y ultimo anillo, en 2014 se medirían otra vez a San Antonio, pero los de Lejano Oeste tendrían su venganza.

Ha transcurrido una década y luego de aquella otra Final en 2020, el conjunto floridano, de la mano de Jimmy Butler y Bam Adebayo, quiere seguir forjando su legado en este mes de junio, la historia está ahí; 2006, 2012 y en aquel lejano 2013, la historia está, pero los hechos en la duela son los que acaban dictando sentencia.