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Cuarenta y ocho horas antes, en Filadelfia, habían vuelto a perder, allí, ante los Sixers, en un buen partido, pero todos ya saben que a los Warriors de Golden State no le valen los buenos partidos, tienen que ganar, es el deber ser, son los vigentes campeones.
Había que ganar y este domingo, otra vez sin Stephen Curry, los dirigidos por Steve Kerr debieron salir al ruedo para intentar revertir el cruento guion que vienen escribiendo en esta campaña.
El contexto
Sin Curry, también sin Andrew Wiggins y Andre Iguodala, los californianos, saltaron a la duela frente a los Raptors de Toronto, en un encuentro que a todas luces se mostraba reñido y las expectativas no defraudaron, se cumplieron con creces.
Reseña la agencia AP que los Warriors ganaron, amplios, sobrados, con ligera comodidad,126-110 y no estuvo Curry allí frente al combinado de Canadá, pero estuvo Poole, Jordan Poole.
No era la primera vez que esto pasaba, ni la primera, ni la segunda, ha ocurrido varias veces, pero siempre él, Jordan Poole sacando la casta, mostrándose con fuerzas en un domingo histórico, en uno de esos días, en lo que pueden cambiar las cosas para siempre.
La estadística
Con forja de 43 puntos, en el cotejo que representó un hito histórico para Poole, pues a esta cantidad, el jugador nunca había arribado en un desafío, con esa cantidad de puntos, Jordan Poole lideró el ataque, fue otra vez el salvador.
Poole encestó 14 de sus 23 disparos y se despidió de 11/5 en triples, eclipsando de este modo su marca anterior de 38 puntos.
Al excelente trabajo de Jordan Poole hay que añadirle el significativo aporte de Draymond Green con 17 puntos y 9 rebotes, así como de Kevon Looney con 11 cartones y 11 rebotes.
Fue una victoria en extremo importante para las huestes de San Francisco, pues además de romper con la mala racha de tres derrotas, mejoraron el balance como visitantes a 3-14.
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