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La carrera de Michael Jordan es, sin duda, una de las más prolíficas y legendarias en la historia del baloncesto. Sin embargo, su paso por los Washington Wizards, entre 2001 y 2003, ha sido visto por muchos como una etapa menos memorable. Las derrotas y la falta de éxitos colectivos marcaron esta última etapa de su carrera, eclipsada por la gloria de sus años con los Chicago Bulls. No obstante, esta visión pasa por alto lo que realmente representa Jordan para aquellos que lo observaron de cerca durante esos años, como Carmelo Anthony.

En una reciente entrevista, Anthony compartió su admiración por ese Jordan menos explosivo pero igual de efectivo. Para él, el Jordan de los Wizards no era solo un jugador retirado intentando recapturar viejas glorias, sino un maestro del juego, cuyo entendimiento del baloncesto seguía estando en otro nivel. En el podcast 7PM in Brooklyn, Anthony expresó su asombro: “Él ya no era el MJ de antes, volando por el aire, pero el juego parecía tan fácil para él. Solo tomaba dos dribles, hacía una finta, boom. Llevaba a su defensor a su lugar favorito y hacía lo que quería”.

El arte de la eficiencia: La enseñanza que deja el “Jordan de los Wizards”

Lo que más asombró a Anthony no fue la espectacularidad física de Jordan, sino su capacidad para leer el juego y encontrar sus espacios en la cancha. El Jordan de los Wizards, aunque lejos de ser el superhéroe que dominó en los años 90, seguía siendo un jugador que no necesitaba la explosividad para ser imparable. El dominio de los fundamentos, la tranquilidad bajo presión, y la habilidad para leer a sus defensores eran las armas que utilizaba, en lugar de los icónicos vuelos y mates.

Carmelo Anthony, quien también es uno de los mejores anotadores de la historia de la NBA, admitió haber aprendido mucho observando a Jordan en su paso por Washington. Lo que Carmelo vio en esos años fue una evolución en el estilo de juego, un enfoque más pausado, más táctico y cerebral. “Solo lo veía y decía: ‘Demonios’. MJ solo estaba eligiendo sus puntos, y no podían hacer nada al respecto”, señaló. Para Anthony, eso fue una clase magistral de baloncesto.

Jordan y Anthony: Dos estrellas, una evolución distinta

Mientras que Anthony, al igual que Jordan, comenzó su carrera siendo el hombre principal de sus equipos en Denver y Nueva York, su transición a un rol de apoyo hacia el final de su carrera fue notablemente distinta. Después de varios años difíciles en la NBA, donde parecía que su relevancia en el juego había llegado a su fin, Anthony se reinventó como un valioso jugador de rol en equipos como los Portland Trail Blazers y Los Angeles Lakers. Aceptar ese cambio de rol no fue fácil, pero fue una decisión que prolongó su carrera en la liga y le permitió retirarse con dignidad.

Por otro lado, Jordan, incluso en sus días finales con los Wizards, nunca dejó de ser la estrella de su equipo. A diferencia de Anthony, nunca consideró jugar un rol secundario. Jordan, el competidor implacable, siempre quiso llevar la carga de ser el número uno en la cancha, incluso cuando su físico ya no le permitía serlo al mismo nivel que antes. Esta diferencia en la manera en que ambos afrontaron el ocaso de sus respectivas carreras es un claro reflejo de sus personalidades y trayectorias.

La grandeza de Jordan trasciende su etapa con los Bulls

Es fácil reducir el legado de Jordan a sus seis campeonatos con los Chicago Bulls, su estatus como uno de los más grandes de todos los tiempos y su habilidad para anotar de maneras espectaculares. Pero lo que la versión de los Wizards de Jordan nos enseña es que su grandeza no estaba únicamente en sus hazañas físicas. Jordan tenía una comprensión del juego que le permitía seguir siendo letal incluso en su declive.

Para las generaciones de jugadores que llegaron después de él, como Carmelo Anthony, el Jordan de los Wizards fue una fuente de inspiración. A través de su capacidad para maximizar cada oportunidad en la cancha, enseñó que el baloncesto no es solo cuestión de habilidades atléticas, sino también de inteligencia, paciencia y precisión.

El legado subestimado de los Wizards de Jordan

Michael Jordan en los Wizards no fue una historia de fracasos, como algunos intentan pintarla. Fue una demostración de cómo un jugador puede adaptarse y seguir siendo efectivo sin la velocidad o el salto que lo caracterizaba en su juventud. Para jugadores como Carmelo Anthony, esa etapa fue una lección de longevidad y evolución en el juego. Aunque no haya sido el Jordan de los títulos con los Bulls, su tiempo en los Wizards sigue siendo una parte invaluable de su legado, una que quizás no ganó campeonatos, pero que mostró la esencia pura de su grandeza.

Este es el tipo de legado que inspira a las generaciones futuras, y que trasciende la simple narrativa de victorias y derrotas. Jordan en los Wizards es un recordatorio de que el verdadero dominio del juego va más allá de lo físico, y se encuentra en la mente y el corazón del competidor eterno.

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