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La reciente aparición de Michael Jordan en el estadio Luis II de Mónaco durante el partido entre el AS Mónaco y el FC Barcelona ha disparado una serie de rumores sobre su estado de salud. A sus 61 años, la leyenda del baloncesto, que se encontraba en un palco junto a su esposa Yvette Prieto, se vio envuelta en una controversia inesperada, principalmente por el color amarillento de sus ojos que captó la atención de los asistentes y, posteriormente, de las redes sociales.
La imagen de Jordan, disfrutando de un evento deportivo poco habitual para él, rápidamente se volvió viral, suscitando preocupaciones sobre su bienestar. Las especulaciones giraron en torno a la posibilidad de que estos síntomas pudieran ser indicativos de un problema de salud más serio. Sin embargo, un médico cercano a su familia tomó la iniciativa de aclarar la situación en un foro de Reddit, asegurando que los ojos de Jordan son “anictericos”, lo que significa que no presentan signos de ictericia, sino una condición comúnmente conocida como “esclerótica sucia” o “fangosa”.
“Mike está bien. Va al médico regularmente, simplemente está envejeciendo y las fotos recientes no deberían ser motivo de preocupación”, afirmó una fuente cercana al exjugador en diálogo con DailyMail. Además, se subrayó que Jordan se mantiene activo y disfruta de su vida, especialmente jugando golf con frecuencia.
La inquietud sobre su salud no es nueva. En el popular documental de Netflix “The Last Dance”, muchos aficionados notaron características similares en la pigmentación de sus ojos, lo que generó una oleada de comentarios y preocupaciones en aquel momento. Sin embargo, el médico señaló que, aunque en algunas tomas podían parecer amarillos, esto no es inusual y no indica un problema grave.
Por otro lado, se ha reportado que a Jordan le ha incomodado la atención mediática sobre su aspecto. Una fuente reveló que el exjugador “no quiere ser recordado como alguien que luce enfermo y abatido”, y que se espera que su próxima aparición sea con un aspecto mucho más saludable.
En un giro adicional, hace una semana, Jordan también fue noticia por la venta de su mansión en Highland Park, un lujo inmobiliario que había estado en el mercado durante 15 años. Originalmente tasada en 47 millones de dólares, la propiedad fue vendida por un monto que, según rumores, rondaría los 11 millones, aunque el comprador aún no ha sido revelado.
Mientras el debate sobre su salud continúa, tanto los fanáticos como los medios de comunicación parecen dispuestos a seguir de cerca cada movimiento de la leyenda del baloncesto, que continúa siendo una figura central tanto dentro como fuera de la cancha.
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