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En la ciudad de Chicago, donde los vientos de cambio parecían haber cesado en el equipo de los Bulls, surge una nueva oportunidad para el escolta Zach LaVine. A lo largo de las últimas temporadas, el equipo ha luchado por recuperar la relevancia en la NBA, y LaVine, quien en 2022 fue firmado con un contrato de superestrella valorado en 215 millones de dólares por cinco años, ha sido parte de este inmovilismo. Aunque se esperaba que él liderara la transformación de los Bulls, su rendimiento no ha alcanzado el nivel deseado y, como resultado, su valor de mercado ha disminuido considerablemente.

Sin embargo, LaVine no ha perdido de vista su objetivo. A pesar de haber sido apartado del equipo en algunos momentos, el jugador ha adoptado una nueva actitud ante la posibilidad de redimirse. Informes recientes de The Athletic señalan que LaVine ha aprovechado la vuelta a los entrenamientos como una oportunidad para reconectar con el equipo y recuperar su posición de liderazgo. A lo largo de la pretemporada, ha estado presente en todos los eventos voluntarios organizados por la franquicia, incluyendo un minicampamento en Miami al que asistió la mayoría de los jugadores. Durante estas sesiones, LaVine ha sido una de las voces más activas, mostrando su compromiso por volver a ser una pieza clave para el equipo.

Esta actitud no es del todo sorprendente. Incluso en los momentos más difíciles, cuando su relación con el equipo parecía estar rota, LaVine nunca dejó de apoyar a los Bulls. A pesar de no estar en la cancha, siempre se le vio en el United Center, alentando a sus compañeros desde la banca. Ahora, con una nueva temporada a la vista, tanto él como la franquicia necesitan que recupere ese nivel All-Star que alguna vez se le presuponía. Para los Bulls, esta es una oportunidad de reestructuración; para LaVine, es su momento de demostrar que aún puede ser el líder que el equipo necesita.

Si LaVine logra encontrar su ritmo y llevar a los Bulls a un nuevo nivel, será posible dejar atrás los rumores de salida y las dudas sobre su capacidad. Tanto el jugador como el equipo necesitan este renacimiento, que podría marcar el comienzo de una nueva era en Chicago.