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Si uno mira sus números al instante de darle forma a este texto, al menos en perspectiva, no habrían elementos de peso para hilvanar cualquier tipo de historia.

Cinco salidas, 5,2 entradas lanzadas, una forja de 0-2, una efectividad de 3,18 y apenas un juego salvado,no son guarismos halagüeños para pensar en positivo respecto a la impronta de un lanzador que en 2022 sorprendió al mundo del béisbol con una estela prominente como relevista de élite.

El antecedente

Fue así y de seguro usted lo recordará, con el aval de su bola rápida, sobradamente por encima de las 100 millas por hora, Camilo Doval le mostró al mundo del béisbol que lo visto en 2021 cuando su debut no había sido fruto de la casualidad.

 

Con total sobriedad, el quisqueyano llegó a marcar 104 millas pero eso no fue todo, dentro de la temporada mediocre que tuvieron los Gigantes de San Francisco, Doval irrumpió como una de las notas positivas del elenco de la Bahía, quizás lo mejor.

La impronta

En 68 partidos, sumó 67,2 innings, dejando una forja de 6-6, con 80 ponches y una efectividad de 2,53, pero sin lugar a dudas, como aspecto más sobresaliente estuvieron sus 27 juegos salvados.

 

Cómo lo lee, seis años después de su debut en Ligas Menores con San Francisco, aquel talentoso serpentinero de 18 años, lucía a sus 24 como todo un consagrado encima del box.

Las expectativas eran inmensas de cara a la nueva zafra y en primavera, de manera particular durante el Clásico Mundial de Béisbol, fuimos testigos de lo que podía contar el criollo a partir del 30 de marzo.

 

En este punto, retomamos la idea de que a simple vista, los números de Doval pudieran parecer algo normal y hasta dar el beneficio de la duda por las intermitencias que se han visto en este comienzo, sin embargo, señores, es abril y por ende esta trama de seguro guardará los mejores capítulos para los meses venideros.

La clase de Doval

De igual modo, siguiendo el mismo hilo narrativo, podemos evocar lo ocurrido el pasado 31 de marzo en Yankee Stadium, cuando en la novena entrada, con bases llenas y un solo out, mostrando una frialdad pasmosa, Camilo Doval obligó a Giancarlo Stanton a batear para doble play.

Ese es su nivel y todos lo saben, desde el dirigente Gabe Kapler hasta el último fanático de los Gigantes; es la impronta de un lanzador que sin tanto foco mediático y ante la ausencia de un hombre como Edwin Díaz, podría ser considerado como serio contendiente para Relevista del Año en el viejo circuito.