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Se acaba mayo y casi dos meses después de haber arrancado la nueva temporada de Grandes Ligas, contra todo pronóstico, los Piratas de Pittsburgh siguen allí.
Como lo lee, a orillas del río Allegheny, en la grama del imponente PNC Park, la escuadra bucanera, esa con la que nadie contaba para nada antes del Juego Inaugural, permanece al frente de la División Central de la Liga Nacional con forja de 25-22 al momento de escribir este texto.
Dicen que, por estos días, cierta brisa fresca sopla allá en Pittsburgh, han pasado ocho años desde aquel duelo de comodines contra los Cachorros de Chicago y con el actual desempeño del elenco, la afición ha vuelto a tener ilusión.
La historia
Nadie lo hubiera pensado, pero sí, los Piratas son este minuto una de las buenas historias del béisbol y en medio de esta trama, cuando la mayoría piensa en hombres como Bryan Reynolds y Andrew McCutchen, los hechos nos hablan del rol prominente que puede estar desempeñando el dominicano Carlos Santana con su nuevo equipo.
Fue el hombre que regresó de la nada, tras tocar fondo en Kauffman Stadium y luego de un cierre impetuoso con Seattle en la segunda mitad del 2022, tramo donde compiló 15 jonrones y 39 impulsadas en 79 juegos, después de ese cierre, Santana pactó con los Piratas por un año y 6,75 millones de dólares, buscando un nuevo reto en pos de relanzar su carrera y cerrar por todo lo alto su estadía en Grandes Ligas.
La clase de Carlos Santana
El caribeño ya no es aquel recio toletero que sin mucho ruido tronaba el madero con Cleveland y en 2013 quedó en el puesto 15 durante la votación para el MVP, luego de compilar un average de 268, con 20 cuadrangulares y 74 remolcadas. Santana no es aquel de antaño, pero tiene la clase y por ende la experiencia necesaria para seguir produciendo y lo ha hecho.
En 44 desafíos con la casaca de los Piratas, el antillano ha recortado para 239/335/365, con 14 dobles, 2 vuelacercas y 23 carreras impulsadas, respondiendo con oportunidad y retomando paulatinamente esa versión que siempre le ha granjeado la simpatía de fanáticos y especialistas.
Y así es, pensaron que la historia había terminado, pero otra vez, como tantas otras veces, Carlos Santana se las ha ingeniado para permanecer ahí, en el primer nivel del béisbol y eso, como siempre es la mejor parte.
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