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Todos saben lo que David Ortiz representa para el béisbol dominicano y lo que consiguió en las Grandes Ligas, eso seguro. No por nada es uno de los 4 nacionales que forman parte del selecto Salón de la Fama de Cooperstown, un lugar al que sólo accede la élite, lo más encumbrado entre los peloteros. Sin embargo, lo que pocos saben es que, para llegar a ese nivel, el Big Papi se sirvió como nadie de la pelota invernal de su patria y, para más inri, afirma que esta le otorgó un poder especial al que él suele llamar ‘el arma secreta’.

Esto lo confesó en el podcast Abriendo el Juego, en el que compartió con los conductores durante más de 2 horas y tocó diversos tópicos. Uno de estos fue el de la liga de su patria, un circuito que conoce a la perfección, ya que allí compitió en varias oportunidades con el uniforme de los Leones del Escogido. Por eso, el otrora número 34 de los Medias Rojas de Boston sabe muy bien lo que el torneo criollo le aporta a los nacionales que luego se van a Las Mayores.

“Yo le agradezco mucho a la pelota de invierno, definitivamente, porque me dio algo a mí, un arma secreta, la cual yo después a lo largo de mi carrera me di cuenta de que tenía y yo ni lo sabía. Yo primero jugué en uno de los mercados más pequeños, el de Minnesota, pero terminé en uno de los mercados más exigentes que fue el de Boston y jugar en Boston no es fácil”. Alegó el jonronero capitaleño.

“Cuando tú juegas en ese Quisqueya con ese play abarrotado en esos juegos Licey-Escogido, Escogido-Águilas, Licey-Águilas y más ahora que los equipos se han nivelado más, que ya tú no sabes de dónde va a venir el fundazo, eso es una presión bacana. Hubo jugadores que yo nunca entendí cómo era que ellos la mataban aquí y al cruzar el charco no reaccionaban. Yo me encontré eso rarísimo porque yo entendía que, jugando enfrente de tu gente, de tu familia, tú sabes que los dominicanos somos los más críticos de pelota, ¿Tú quieres más presión de ahí?”, acotó Ortiz respecto al manejo de las emociones que promueve el ambiente del béisbol local.

Incluso, recordó una anécdota que seguramente ha vivido más de un jugador dominicano en su tierra: “Tú no puedes ir a un restaurant porque te ponchaste 4 veces y un tigre (una persona que apostó) te va a decir que se le cayó una jugada por ti, ¿Tú quieres más presión de ahí?”.

De esta manera, David dejó claro que, para él, su arma secreta fue aprender a lidiar con la presión, algo que integró muy temprano a su personalidad gracias a su participación en la LIDOM.