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Seguramente todos hemos escuchado esas historias en las que los hermanos gemelos están conectados por telepatía y en mayor o menor medida uno siente lo que le ocurre al otro. Bueno, esto no tiene basamento científico, pero es una creencia popular bastante extendida. El mismo caso parece aplicar de vez en cuando en los deportes, mismos en los que algunas duplas no funcionan el uno sin el otro y hasta sucede que cuando uno está mal, el otro por lo general también lo está.

Si los Yankees pudieran afirmar algo sobre su situación actual sería que indudablemente la falta de Aaron Judge ha incidido de manera directa sobre Anthony Rizzo, su otro pilar ofensivo. El inicialista se ha desplomado ofensivamente en los últimos días y, para más inri, su caída coincide con la partida de El Juez a la lista de lesionados.

Desde que el capitán de los Mulos del Bronx y vigente MVP de la Liga Americana sufrió una dolencia en el dedo gordo de uno de sus pies, el hundimiento del bateo de Rizzo ha sido más que evidente, ligando apenas 2 imparables en los 8 encuentros en los que ha dicho presente tras la marcha de su colega y amigo.

Para que tengamos claro el panorama, basta comparar los números del ex de los Cachorros de Chicago antes de la falta de Judge y después. Hasta el 3 de junio, día en el que sufrió el infortunio el dorsal 99, Rizzo puso línea ofensiva de .297/.367/.491. A partir del 4 de junio, con Aaron lesionado, el hilo de bateo del 4 veces ganador del Guante de Oro ha sido de .035/.177/.035.

Ahora, si tomamos en cuenta que después de All Rise él ha sido la principal bujía ofensiva de los Bombarderos, podremos entender por qué la novena de la Gran Manzana se encuentra ahora en una grave circunstancia. Sin dudas, una situación para ponerse las manos en la cabeza la que vive el cuadro dirigido por Aaron Boone.