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Una pelota de beisbol puede llegar a alcanzar velocidades de 168 kilómetros por hora.
Desde mediados del siglo XIX más de 120 espectadores han muerto golpeados por pelotas de beisbol, solo en Estados Unidos. Y muy mal contadas.
El beisbol es uno de los deportes más peligrosos para los espectadores. En un partido de la liga profesional de beisbol entre 35 y 40 pelotas bateadas pueden llegar al público. Coger una de esas bolas puede ser toda una suerte para sus espectadores. Muchos de ellos se traen sus propios guantes a la espera de conseguir el ansiado trofeo. Pero ser golpeado por una pelota de beisbol puede tener unas consecuencias terribles.
Y así, un juego típico de béisbol envía de 35 a 40 de estos proyectiles a las gradas, algunos de ellos disparados a más de 100 millas por hora, como dice la introducción de un extraño libro, “el béisbol a veces es letal”. Death at the Ballpark: A Comprehensive Study of Game-Related Fatalities, 1862-2007 es un compendio de los hombres, mujeres y niños que han muerto o han resultado heridos de muerte mientras jugaban, oficiaban o miraban béisbol en los Estados Unidos. Sus autores, Robert M. Gorman y David Weeks, dos bibliotecarios e historiadores del béisbol de la Universidad de Winthrop en Carolina del Sur, pasaron ocho años recorriendo archivos de periódicos de Estados Unidos, llegando en algunos casos a buscar certificados de defunción para confirmar sus resultados. 850 casos en este libro que colecta hasta el 2007 y a los que lectores aportaron decenas de casos más que en el libro no se contemplaron.
Dado el fetiche por las estadísticas en el béisbol, probablemente era inevitable que alguien se dedicara a registrar esto también: la cantidad de personas que el béisbol ha dejado incapaces de generar más estadísticas. Gorman me dijo que se sintió atraído por esta mórbida línea de investigación después de tropezar con la muerte de un jugador de ligas menores llamado Herb Gorman, pues comparten apellido.
No solemos pensar en el béisbol como una actividad mortal pero luego se cae en cuenta cuando miras artículos sobre las muertes de fanáticos en los estadios de las grandes ligas.
Las pelotas que llegan normalmente hasta el público son las llamadas ‘fly balls’. Estas describen una parábola y el espectador tiene suficiente margen de tiempo para ver su trayectoria y evitar el golpe. Las bolas verdaderamente peligrosas son las ‘line drive’. La trayectoria de estas pelotas suele ser recta y no aminoran su velocidad.
Tras el bateo, el cerebro tarda unas décimas de segundo en interpretar lo que el ojo está viendo. Si se tiene en cuenta la velocidad que puede alcanzar una pelota de beisbol, hasta 168 kilómetros por hora, cuando nos damos cuenta de que la pelota está yendo hacia nosotros ya ha recorrido un largo trecho y puede ser demasiado tarde.
Mas sobre los muchos peligros del béisbol, no hay ninguna recomendación para hacer que el deporte sea más seguro, no hay signos reales de indignación ni advertencias.
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