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No ríe, es hosco, demasiado diría y esa ha sido la tónica desde hace cuatro años, al punto que uno lo ve así, parco y en exceso introvertido, con tonos mustios para todo  y tal parece que después de aquella campaña de 2018, le han caído encima 20 años.

Por aquel entonces, durante su tercera temporada en Nueva York, luego de haber llegado al Bronx a finales de 2015, Aaron Hicks tuvo su mejor zafra en Las Mayores, contendiendo incluso por el MVP.

Acabó en el puesto 22, tal como lo muestra Baseball- Reference y sus números avalaban los argumentos esgrimidos por la gerencia de los Mulos para llevarlo hasta allí, a orillas del río Hudson.

El antecedente

El otrora jugador de los Mellizos de Minnesota recortó para 248/366/467, con 27 jonrones y 79 remolques y buena parte de la fanaticada asumió que un nuevo ídolo emergía en el santuario de la franquicia más emblemática del béisbol.

Generó ilusión, fue aplaudido, la gente lo quería, fue así, sin embargo, de aquella relación amorosa de antaño, solo queda esto, el recuerdo de un pasado que fue un poquito mejor.

Del amor al odio

¿Podrán cambiarlo?, ¿será en agosto o a finales de año?, son las interrogantes que emergen ahora mismo respecto a Aaron Hicks en el entorno de los Mulos de Manhattan.

La gente no lo quiere, pidieron su salida el año pasado, pero está el peso de su contrato y en consecuencia Brian Cashman y Aaron Boone aseveraron, se aferraron a la idea  que el jardinero podría imponerse a sus problemas ofensivos y al tema de las lesiones y por ende mostrar una mejor cara, quizás similar a aquella de 2018.

No ha sido así, lo contrario, desde el Juego Inaugural, la sensación de fiasco se ha agudizado y con el desplome de los Yankees en este primer mes de campaña, se ha exacerbado la idea del desencanto con Aaron Hicks.

Debacle total

Lo han abucheado y criticado con denuedo de manera general y para ahondar en la crisis, su guante de defensor élite, lo único que podía salvarlo del abismo, también ha fallado.

Hace unos días, sus gestos hacia el público denotaron la apatía que lo carcome por dentro, entonces pegó su primer jonrón, calló algunas bocas y como si se tratase del último movimiento del último acto de esta especie de tragedia griega, todo apunta a que Aaron Hicks deberá partir otra vez a la Lista de Lesionados, debido a problemas en la cadera.

Hicks debió abandonar el segundo partido de la serie que sostienen los Yankees contra los Atléticos de Oakland y hasta este minuto, los reportes aluden al hecho de que se debe esperar a los resultados de nuevas pruebas para determinar si Hicks tiene que ir a la enfermería o no.

Un drama…¿sin final?

En 24 juegos, Aaron Hicks compila para un anémico 153 de average, con 1 jonrón y cuatro carreras impulsadas.

De la mala suerte y otros demonios vuelve a versar esta historia y en medio de la incertidumbre solo nos resta observar como trascurren los acontecimientos en este drama que se mueve entre el amor y el odio y por ahora no parece tener final.