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Cuentan que en un tiempo algo lejano ya, casi ni se miraban, a duras penas cruzaban palabras, pero un viejo zorro como Jim Leyland se las ingeniaba para que el asunto no trascendiera a mayores y así fue, con cierto tono especulativo se forjó la leyenda que narraba un intrigante historia en la cual, dos hombres serios y medio hoscos, con alguna que otra pinta de bonachones apenas se soportaban.

Eran Justin Verlander y Max Scherzer, hoy dos de los mejores lanzadores del presente siglo en Grandes Ligas, por aquel entonces, en el momento que hablábamos al principio, allá entre 2009  y 2014, los ases de rotación de los Tigres de Detroit; Verlander el uno, Scherzer el 2.

En fotos y escritos de la época se veían juntos en el banco, en ocasiones conversando, saludándose, después juntos otra vez, en algún Juego de Estrellas, pero igual, así mismo la gente habló, se comentó de todo,  fue la pauta por un buen tiempo.

La impronta

Con el paso de los años y a base de  hechos, aquella trama, esa de la mala vibra entre ambos, se disipó, ninguno pudo ganar el anillo con Detroit, quedaron a las puertas  en 2012, pero sus resultados hablaban a las claras de su impronta en los diamantes y encima del box, sus nombres son de los más respetados desde entonces.

En sus notables hojas de servicios están sus hitos, desde Novato del Año, en el caso de Verlander, hasta el premio Cy Young, además de las 200 victorias y los 3000 ponches.

Verdaderos azotes del montículo, eso han sido y tras decir adiós al Comerica Park, llegaron los tan ansiados títulos de Serie Mundial; Justin Verlander ganó con Astros en 2017 y recientemente en 2022, a la vez que Scherzer sacaba la casta con Nacionales de Washington en 2019.

El reencuentro

Y así, por esos vericuetos que cuece el destino, catorce años después de jugar con el mismo uniforme por primera vez, la historia se repite con Verlander  y Scherzer y una vez más, como en aquel entonces, alrededor de sus figuras aflora la interrogante…¿ quién será el uno?

Esa es la pregunta del millón en este minuto para Buck Showalter y el alto mando de los Mets; definir quien será el hombre del Opening Day.

No son aquellos jóvenes de veintitantos años, Verlander tiene 40 y Scherzer los cumplirá en 2024, ya todos saben quienes son y cual  es su legado y de seguro esa noción del protagonismo no les resulta importante, de hecho se vieron llegar juntos a los campos de entrenamientos y a la par, han expresado en reiteradas ocasiones, el significado del reencuentro, siempre desde el respeto mutuo, pero hay que tomar una decisión.

Ya sin DeGrom, todo el peso de la enorme expectativa respecto a un posible regreso de los Mets a la Serie Mundial, de poder ganar el anillo 37 años después, recae sobre ellos, pero no importa, están preparados para asumir el reto; la prioridad sigue estando en el hecho de definir quien subirá a la lomita el 31 de marzo… este es el dilema.