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Estados Unidos lo volvió a hacer. Una vez más llegó a la gran final del Clásico Mundial de Béisbol demostrando que es la principal potencia en el juego. El cuadro que dirige Mark DeRosa volverá a jugar un encuentro decisivo por el trofeo 6 años después de haberse coronado como monarca del planeta ante Puerto Rico en la edición del 2017.

Después de vapular a Cuba por un estruendoso marcador de 14×2, el elenco de las barras y las estrellas esperará en el duelo culmen al ganador de la otra semifinal que disputarán México y Japón. Podría ser un cotejo de ensueño ante los nipones o uno con bastante simbolismo ante El Tri del béisbol, pero lo cierto es que a los inventores del rey de los deportes los veremos el 21 de marzo defendiendo su cetro.

Así llegaron las carreras

Paradójicamente quienes pegaron primero fueron los isleños. Con las bases colapsadas Alfredo Despaigne recibió boleto para impulsar la primera carrera del partido. Aun así, todo esto quedaría en el olvido cuando los norteamericanos lograran anotar en 7 de sus 8 oportunidades al bate.

En el primer capítulo ya habían ripostado los locales con 2 rayitas surgidas de un cuadrangular con uno a bordo de Paul Goldschmidt. En el inning siguiente Trea Turner la desapareció para el 3×1 transitorio.

Más tarde, Pete Alonso llevó otra a la registradora con sencillo y Tim Anderson una más con fly de sacrificio. Todo esto en el tercer tramo. Ya en el cuarto un triplete de Nolan Arenado y un wild pitch colocaron el electrónico 7×1. Cuba descontaría una con sencillo de Andy Ibáñez.

En el cierre del quinto episodio Goldschmidt puso la 8 y la 9 con imparable y en el sexto un ramillete de 4 carreras dio por cerrado el asunto, aunque faltaba una más. Turner destacó con jonrón de 3 carreras, Mike Trout con doblete remolcador de una y Cedric Mullins con enorme vuelacerca solitario.

Al final fue una paliza que jamás debió ser. Las condiciones del torneo y su formato permitieron que una escuadra como Cuba con claras limitaciones se midiera en una instancia tan importante ante un monstruo como los Estados Unidos, país que ahora buscarán su segundo título en la historia del Clásico.