Your browser doesn’t support HTML5 audio
Hubo un tiempo, no muy lejano, en que era el mejor y allí en ese rincón de Nueva York, muchos lo veían como una especie de dios. Así, alto y fornido, como un ébano, con la gorra calada, casi ocultando la mirada, así impresionaba, era imposible no quedar perplejo ante lo imponente de su figura…
Fue allá por 2018, cuando ganó 19 juegos y con apenas 24 años apuntaba a ser una futura leyenda del box, otro de los grandes íconos del Yankee Stadium. Con el uniforme a rayas hecho a su medida, aquel talentoso dominicano de más de seis pies y casi 100 kilogramos de peso refrendaba en toda la línea esa impresión que había dejado en su debut durante la campaña de 2015.
La estela de Severino
Luis Severino dejó bien claro desde aquel entonces que su impronta en los diamantes no iba ser una de esas como salidas de una fabula o algún cuento de hadas y tras un 2016 cargado de dudas, cuando dejó forja de 3-8 y lanzó para casi 6 de efectividad, al año siguiente, el criollo se reivindicó, ganando 14 partidos y legando un promedio de limpias de 2,98, asistiendo a su primer Juegos de Estrellas y quedando tercero en la votación para el Cy Young
La antesala perfecta de lo que vendría, pues así llegó esa temporada de 2018 de la que hablamos antes, casi 200 entradas lanzadas, más de 200 ponches, esos 19 triunfos, otro Juego de Estrellas y el noveno puesto entre los candidatos al Cy Young.
De la gloria al abismo
En corto tiempo, apenas tres años, Severino tocaba la gloria de esa modo tan especial que emerge del hecho de triunfar con los Yankees de Nueva York, pero aquello duró bien poco, llegaron las lesiones, la cirugía Tommy John, avances, retrocesos, búsquedas, encuentros, casi tocar fondo y al volver en la primavera de 2022, habían más dudas que certezas.
Tras par de salidas desastrosas en ese Spring Training, Severino cambió el guion y mostrándose como un pitcher similar a aquel que habíamos encumbrado antes, aseguró su presencia en la rotación.
Terminó bien, perdiendo contra los Astros en playoffs, pero dejando buenas sensaciones en general; más de 100 entradas trabajadas, récord de 7-3 y efectividad de 3,18, con los Yankees ofreciéndole una extensión de contrato por un año y 15 millones de dólares.
El presente
Con este precedente llegó el 2023 y con el nuevo año, llegó de igual modo esa sensación de comienzo única; la que llega con un lunes, cuando cambiamos de trabajo y hasta de pareja incluso, siempre volver es volver a empezar, una y otra vez. Forma parte del sentido de la vida, de ese hálito de esperanza que nos mueve y por ende motiva a ser al menos un poco mejor.
En esto habrá de pensar Severino y entrando en la recta final de su acuerdo con los Mulos, ya inmerso en los actuales Entrenamientos de Primavera, se ha visto diferente, más enfocado, consciente a cabalidad que este es el momento de mostrar todo ese potencial que lo caracterizó en su momento, el mismo que lo sigue manteniendo en los planes de Aaron Boone.
La confianza de Boone
Al respecto, en recientes declaraciones a los medios, tal como refiere el New York Post, el timonel aseveró que su confianza en Severino es total y aseguró que el caribeño se encuentra ahora mismo en su nivel élite.
El estratega reafirmó que le ilusiona su rotación de abridores en general, con Gerrit Cole, Carlos Rodón, Néstor Cortés Jr y el propio Severino y en el caso del antillano, cree con certeza que puede ser el mejor en su trabajo y por ende volver a ese punto donde fue considerado como uno de los lanzadores prominentes de todo el béisbol.
Severino lo sabe, su permanencia en el Bronx va a depender de un año de ensueño con los Bombarderos, es lo que desea la fanaticada y desde ya estaremos expectantes.