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Hace dos semanas el gerente general de las Águilas Cibaeñas, Ángel Ovalles, había anunciado jugadores claves se unirían al equipo para fortalecer la plantilla entre los que destacaba el veterano Jonathan Villar.
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Ovalles hacía el anuncio tras presentar a Tony Peña como el nuevo dirigente de la franquicia con las siguientes palabras: «Este es un momento crucial para nuestra organización. Hemos logrado convencer, junto a la directiva, a un ícono aguilucho para que vuelva a vestir nuestro uniforme y tome las riendas del equipo”.
La llegada de Villar era parte de lo que Ovalles destacó como un proceso de fortalecimiento; todo iniciaba tras el despedido a su mánager, José Leger, con quien los aguiluchos habían iniciado el mandato 2023-24, marcando la cuarta ocasión en que Tony Peña dirige a las Águilas Ciabeñas.
Las Águilas Cibaeñas han tenido hasta el momento una complicada temporada 2023-2024, con un récord de 6-15 en los primeros 21 partidos, incluyendo un pobre desempeño en casa, situación que tiene a su fanticada preocupada pues ciertamente “el horno no está para galletitas”, y las emociones se encuentran a flor de piel según los sucesos recientes.
En el partido de esta noche, lunes 20 del mes en curso, se dio una jugada en la que accionando en la esquina caliente, Villar sale a buscar una bola en zona foul; estuvo ubicado más cargado hacia el campocorto por lo que aparentemente tuvo la percepción de que no le llegaba. Sin embargo, muchos interpretaron una actitud de desidia por parte de Jonathan.
Aquí la jugada en cuestión:
Evidentemente, bajo ningún contexto, pero sobretodo en el que se encuentran las cuyayas, es esta una actitud aceptable (en caso de tratarse de desgana y negligencia en su juego), además de una falta de ética y respeto al equipo y la liga.
No obstante, ciertamente el jugador sí salió a ejecutar la jugada, cosa que además de su “aguilismo” indiscutido llevan a muchos a otorgarle el beneficio de la duda.
Pero quien no le otorgó ese beneficio fue el dirigente del equipo de sede en Santiago, Tony Peña, quien procedió a sacar de juego a Villar, decisión que complació a la mayoría de los que se expresaron al respecto en las redes sociales.
Independientemente de si fue una falta de Villar o no, el cómo “atacó” la jugada, somos de opinión de que su actitud tras la medida tomada por su capataz es lo que es realmente inexcusable: acto seguido Jonathan Villar procedió a irse del estadio hacia su casa con el juego en curso y bajo su voluntad.
Las cosas no se detuvieron allí, puesto que el jugador publicó en su perfil personal en Instagram, vía una “Historia” que se econtraba en su casa.
Y bueno… al batazo no logró llegarle con rápidez, pero a su casa arribó en lo que se guisa berenjena…
Lamentable estas situaciones. Es lo que menos necesita el equipo cibaeño, y lo que menos merecen los aguiluchos de parte de sus ídolos. Una paradoja que resulte desde un jugador en el cuál sus fanáticos depositan tantas esperanza y toda la fe.
¡Recojaaaaaaaan! Y recogió Villar y dejó el limpio.
Triste. Bochornoso.